Justicia para Sofía Delgado, Emergencia nacional contra la violencia machista

El país ha sido sacudido de nuevo por la escalofriante noticia del hallazgo del cuerpo de Sofía Delgado, quien con apenas 12 años cayó víctima de violación, feminicidio, descuartizamiento y desaparición forzada a manos de su vecino, un sujeto que enfrentaba en libertad un juicio por la violación de otra niña años antes; se logró identificarlo gracias a la valentía de otra niña que horas antes del rapto de Sofía, logró escaparse del intento de este hombre por secuestrarla. Teniendo una tienda de mascotas, se aseguraba el acceso a menores de edad, ofreciéndoles regalos para su perrito.

Ante esta realidad, y movidos por la justa rabia, los habitantes de Villagorgona se tomaron las calles, prendiendo fuego al local donde residía y trabajaba el agresor, se coreaba ¡justicia! en una mezcla entre el dolor, la indignación y la desconfianza hacia el sistema judicial. Y no es para menos, cuando se conocen los antecedentes de Brayan Campo, el agresor; es imposible no pensar que debería estar preso y no siendo juzgado en libertad por la violación de la otra niña. También es de lo más de natural que haya voces exigiendo la pena de muerte o la cadena perpetua para este tipo de agresores, y es muy probable que la merezcan.

¿Pena de muerte y cadena perpetua?

Pero el enfoque punitivo, o sea el de tener más cárceles, penas mas altas e incluso la pena de muerte, no ha mostrado ser el mejor para este tipo de problemáticas, que no son individuales sino sociales. No se trata de la monstruosidad o psicopatología de un sujeto únicamente, se trata de hijos sanos de una sociedad profundamente enferma y decadente. Para aplicar la cárcel o la muerte, se tendría que lograr que los niveles de impunidad fueran mínimos, de lo contrario en un sistema judicial que no le cree a las mujeres ni a las niñas, que las revictimiza, estas medidas no son más que populismo punitivo, que castigará a algunos chivos expiatorios mientras las mayor parte de los agresores siguen viviendo en la tranquila impunidad . También existen estudios que muestran que este tipo de medidas puede inducir a los violadores a cometer feminicidio, para evitar ser denunciados.

Pero más allá del efecto de las medidas en los casos concretos, es necesario examinar el rol del Estado y las causas profundas en la sociedad. El feminicidio de Sofía, se suma a los más de 500 ocurridos en lo que va del año, muchos de ellos han ocurrido incluso públicamente en centros comerciales, y en muchos casos la víctima había denunciado el peligro. En este caso se trató de un vecino, en la mayoría de los casos se trata de sus parejas y familiares cercanos.

El feminicidio es la punta del iceberg

No es solo el asesino quien mata a las mujeres y a las niñas, el feminicidio se asienta sobre la ideología machista de inferioridad de las mujeres, socializadas como objetos sexuales y propiedades, de la socialización de los hombres como “machos” destinados a cazar, dominar y poseer a las mujeres, y del sistema de explotación y de opresión que nos deshumaniza de conjunto. Estas ideologías se mantienen y refuerzan pese a la lucha contra el machismo reinante, al tiempo que el sistema alimenta la violencia hacia los más débiles y vulnerables por parte de los poderosos, con las guerras y un bombardeo permanente a través de novelas series y películas en donde las atrocidades son las protagonistas.  La condición de mujer se convierte en una vulnerabilidad constante en que nuestro cuerpo se convierte en objeto y por tanto es violentable.

Muchos de quienes hoy lamentan el asesinato de Sofía, consideran que las niñas o adolescentes que han iniciado o han sido iniciadas en la vida sexual son “busconas”, o hacen – o se ríen o callan- chistes machistas como “si hay pelito no hay delito”, o cuando una mujer pide un aborto por violación presumen que miente. También la música, la televisión, etc, reproducen permanentemente estereotipos sexistas, profundamente violentos, y la verdadera violencia se banaliza y se ridiculiza con memes en las redes sociales.

Estamos en un mundo donde una nacionalidad entera es masacrada, donde bebés son bombardeados sin piedad todos los días, donde el cuerpo de las mujeres es terreno de guerra y moneda de cambio; todo esto ante la mirada indiferente de muchos y el financiamiento directo de los “líderes mundiales”. La deshumanización de la humanidad es creciente, no es tan extraño que seres como Brayan Campo existan.

El Estado es responsable

Pero desde luego que la desidia, la inoperancia del Estado no ayudó en lo absoluto. Es evidente que de haber estado preso por su otra violación no habría podido atacar a Sofía, también es cierto que si bien la familia prendió alarmas y alertó tempranamente a las autoridades, fue hasta muy tarde que se visitó las casas vecinas. Por ejemplo, no se realizó la diligencia de “peinado” que consiste en revisar una a una las casas o negocios de un área determinada en las primeras horas o minutos del rapto de un menor; desde luego al hacerlo días después es improbable rescatarle con vida. No tenemos información de que en este caso haya sucedido, pero tampoco es raro que ante la desaparición de una niña, adolescente o joven, las autoridades pregunten de manera capciosa por su atuendo, o intenten insinuar que escapó con un novio, con amigas, o que sencillamente se marchó.  Las familias en general tienen que iniciar una búsqueda con sus recursos y sus propias redes de apoyo.

Por eso, además de exigir una condena ejemplar, y velar para que este agresor no quede de nuevo en las calles. Es necesario abordar el problema de conjunto. Desde el inicio del gobierno Petro, nos hemos unido a las voces exigiendo la declaración de la Emergencia Nacional por violencia machista, exigiendo un plan de emergencia con presupuesto suficiente, en todas las regiones y a todos los niveles.

En el caso de la violencia contra las niñas, cometida por agresores fuera de la familia, es indispensable que el Estado cuente con unidades de élite y mecanismos de búsqueda urgente, que actúen en las primeras horas, con diligencias como el “peinado”, que se de crédito a la denuncia de los familiares, y que haya certeza de que no habrá impunidad. Mención aparte tendrían las miles de agresiones que se dan en la familia, y la necesidad de presupuesto para atender la violencia intrafamiliar.

Tomar el problema como clase trabajadora, y la lucha como camino

Pero sobre todo, es necesario que la clase trabajadora de conjunto tome y se movilice de conjunto para exigir estas medidas. Este no es un problema de la gente de Villagorgona, de la familia de Sofía ni de las mujeres nada más. Es una de las manifestaciones más horrendas de la barbarie capitalista, debemos enfrentarla como tal. Llamamos a que organizaciones como la CUT, la CUT Valle, organizaciones sociales y políticas se unan y organicen las movilizaciones por este caso.

Hace pocas semanas en la India, una joven médica residente fue violada, y asesinada mientras intentaba descansar en un rincón el hospital donde trabajaba; el hospital intentó pasarlo como suicidio y proteger al agresor, un funcionario del mismo hospital. Los médicos hicieron una huelga de varias semanas, a la cual se unieron médicos de otras ciudades, estudiantes y trabajadores de diferentes sectores. Lograron la captura del agresor, la renuncia y detención del director del hospital, y un acuerdo para lograr condiciones dignas de trabajo, entre ellas condiciones para la seguridad de las médicas; sin contar con la importante visibilización de estos casos. Debemos seguir este ejemplo. Exigir que cualquiera que haya obstaculizado la búsqueda y rescate de Sofía, o que haya revictimizado a su familia también sea investigado, que el agresor sea condenado sin rebaja de penas, que su familia sea reparada por Estado que tenía libre a un violador de niñas conocido, y que se hagan medidas para evitar casos similares.

Todas estas medidas son parciales, mientras que vivamos en un sistema donde todo se compra y vende, donde la vida ya no tiene nada de sagrada, donde un genocidio es televisado; pero son medidas necesarias en tanto debemos seguir la lucha por una sociedad nueva, con valores diferentes. La clase trabajadora esta siendo víctima de la barbarie capitalista, de la degradación de los seres humanos y doblemente los sectores de ella que históricamente han sido más oprimidos y discriminados, la naturaleza también está siendo víctima en nombre de los intereses de un puñado de seres humanos que controlan el mundo, su economía y la política; nos están mostrando de lo que son capaces en la guerra contra el pueblo Palestino y ahora el del Líbano. Una minoría que solo nos ofrece más y más violencia, más y más hambre, más y más desempleo. Es una necesidad imperiosa para los de abajo que luchemos por un sistema distinto al actual, un sistema basado en la propiedad común de la riqueza, en la libertad y en el respeto de las diferencias humanas eliminando las diferencias sociales, la sociedad socialista.

Comisión de la Mujer- PST

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