Carta abierta a la dirección de FECODE: La salud del magisterio en grave riesgo

Desde el mes de octubre del 2023, cuando el presidente Petro suspendió el proceso de contratación de los servicios de la salud, se inició la estructuración de un nuevo modelo para el magisterio y se abrió un debate al interior del Comité Ejecutivo y sus sectores políticos, entre los defensores a ultranza del modelo anterior y los defensores de un nuevo modelo negociado con el gobierno de Petro.  En abril de este año, ustedes anunciaron acuerdo para iniciar un nuevo modelo de salud que mejoraría sustancialmente la prestación del servicio, a partir del 1 de mayo.  Dentro de los argumentos sustentatorios estaba el hecho de que la capitación que se pagaba a las EPS era de las más altas por lo cual al eliminar la intermediación, los recursos redundarían en beneficio del servicio.

Sin embargo, a más de 4 meses de la implementación del nuevo modelo, y del paciente margen de espera a la transición, podemos afirmar que lo que domina es el caos en la prestación del servicio y que todos, en particular los docentes mayores y los pensionados que más necesitan atención, están pasando por situaciones lamentables, porque sus tratamientos se siguen retrasando y tienen que dedicar horas y días a realizar los trámites entre las autorizaciones del Fomag y la búsqueda de las citas directamente con los prestadores.

Ya no se puede ocultar la improvisación total. Su implementación apresurada fue una decisión tomada por el gobierno y ustedes como negociadores, más en función de las necesidades políticas del gobierno que pensando en los traumatismos que ocasionaría a los pacientes. Se eliminó la intermediación, medida que compartimos la inmensa mayoría de trabajadores del país, pero no se organizó una estructura que reemplazara la centralización de la gestión que hacían las entidades contratistas privadas.  De manera que hoy los maestros tenemos que buscar las citas de especialistas y de ayudas diagnósticas por nuestra cuenta y riesgo ya que la IPS encargada del nivel primario solo tramita lo que tiene a su disposición y no responde por nada más, menos aún por órdenes de otras IPS o prestadores.

Se mencionó la creación de unas Gestoras de salud, entendidas como “entidades públicas, privadas o mixtas” que se encargarían entre otras de centralizar la gestión sanitaria y preventiva, pero estas no existen.  La prometida libre elección del prestador, sigue siendo eso: una promesa. El modelo del magisterio se impulsó por parte del gobierno de manera táctica como un anticipo de la reforma a la salud que no pasó en el Congreso. Hoy pagamos los docentes, como conejillos de indias, la improvisación y la irresponsabilidad de esta medida pues quedamos en un cruce de caminos donde no se vislumbra una salida satisfactoria. En la audiencia pública en el Senado organizada por la senadora Sandra Jaimes del PH sobre el tema de la salud del magisterio, los delegados de los departamentos que intervinieron denunciaron la cantidad de problemas a los que estamos sometidos los docentes. El presidente de Fecode, Domingo Ayala, tuvo que reconocer que hay caos, improvisación e incumplimiento de lo estipulado en el modelo de salud.

“No hay estructura organizativa, no hay sedes exclusivas, no hay posibilidad de escoger a los prestadores”, no hay contratos para que los docentes puedan ser atendidos en cualquier ciudad o pueblo del país, seguimos con la estructura de regiones, y la seguridad y salud en el trabajo no la están garantizando según Ayala: “el gobierno debe destinar para ello unos recursos de ley que son distintos a la capitación y esos recursos no se han garantizado”.

¿Dónde están los responsables?

Para nadie es un secreto que los dueños de las IPS y EPS- los comerciantes de la salud- han aprovechado la coyuntura para sabotear hasta donde pueden los servicios de salud. La mejor expresión es que la atención primaria sigue a cargo de las mismas contratistas privadas anteriores, profundizando los problemas y deficiencias de las anteriores contrataciones.  El tiempo de programación de citas médicas y de especialistas, de exámenes, de terapias, ha aumentado considerablemente y creemos que de manera deliberada. Los medicamentos pendientes han aumentado en número y en tiempo de entrega, pasan meses y no los hay, o le dicen al docente que hay, pero de otro gramaje, que pida nueva cita para que el médico lo cambie para entregarle del que sí hay.  Ante esta tramitología eterna, el docente opta por comprar los medicamentos para no enfermar más.  Pero este saboteo tiene un límite pues las IPS ya no responden por la totalidad del servicio.   “Dirigir es prever”, cosa que olvidaron y por eso hay responsabilidad del gobierno y  los entes estatales que hoy operan el sistema: El Fondo  y su junta directiva, la Fiduprevisora entidad más estatal que mixta- el estado tiene el 91% del capital- y en último lugar por omisión las directivas sindicales de Fecode y sindicatos regionales que por su apoyo político sin crítica al gobierno, han dejado pasar esta situación, incluso la han justificado, en lugar de mantener su independencia y velar por el cumplimiento efectivo de los derechos de los maestros y pensionados  la cual es su función básica.

El gobierno tiene a su alcance mecanismos de control y verificación para que se cumplan efectivamente las obligaciones de los prestadores y de las farmacéuticas a las cuales se les compran los medicamentos, en términos de eficacia y celeridad que requiere universalmente la atención en salud. Pero este control no se está haciendo de manera efectiva.

De otra parte, existe una red pública de salud con la cual se puede contratar para que presten los servicios con los que cuentan, no con pocas dificultades, pues ha sido grandemente destruida por el incumplimiento de pago por parte de las EPS.

Se requiere por supuesto, un control y fiscalización sobre el Fondo y la Fiduprevisora, para que los recursos que se ahorren por la eliminación de la intermediación no se dilapiden pagando tarifas por arriba de lo normal a las entidades privadas de salud que, se aprovechan como siempre de las necesidades de los pacientes. Necesitamos una red de salud que se corresponda con las necesidades de atención del sector docente y sus familias. Pero lo más urgente e inmediato es el establecimiento de centros de atención zonificados por sitio de vivienda a nivel nacional en donde se gestione toda la atención en salud, de manera que el usuario no tenga que recorrer la ciudad buscando en donde y quién atiende sus requerimientos. Hay tomar medidas para garantizar la atención de los maestros(as) y sus familias sin obstáculos burocráticos. Medidas como tener gestores del Fomag y la fiduprevisora en cada una de las IPS primarias que resuelvan y gestionen órdenes médicas evitando el traumatismo de desplazamiento hasta el Fomag. Asimismo, funcionarios de las mismas entidades dedicados a estructurar las prometidas redes. Esta arquitectura se necesitaba al momento de arrancar el modelo de salud modificado.

Por un sistema de salud estatal y de calidad

Ya varios directivos de Fecode admiten que este no es un nuevo modelo de salud, que es el de la Ley 91 con modificaciones. En un sentido es correcto porque la Ley 91 sufrió recortes impotentes a los derechos de las nuevas generaciones de docentes, y el nuevo modelo no los devuelve.

Reformas que se quedan a mitad de camino terminan convirtiéndose en derrotas, si no avanzan hasta el final. Arrebatar el control de los recursos de la salud del magisterio a los privados sirve de muy poco si los mismos siguen controlando la atención primaria, las especialidades y la distribución de medicamentos.

Sería un grave error volver atrás, al sistema privatizado controlado de arriba a abajo por contratistas privados. Quienes le apuestan al fracaso del nuevo modelo justificando el anterior favorecen los intereses de quienes se han enriquecido durante tres décadas a costa de la salud del magisterio, perpetuando las deficiencias del servicio denunciadas por el propio Petro. Pero justificar la actual reforma negando o minimizando los problemas sólo alimenta la incertidumbre, el descontento y la idea de que “mejor malo conocido que bueno por conocer” alimentando el deseo de volver atrás ante un presente caótico e incierto.

Lo que corresponde a la dirección sindical del magisterio es conducir una lucha frontal por salir del pantano actual, hacia una verdadera ruptura con la salud privatizada.

Ganar a los docentes a esta lucha, convirtiéndose en vanguardia de una reforma radical a la salud privatizada, sólo será posible si experimenta un cambio real en el acceso a la salud, con disponibilidad de atención primaria, especialistas, medicamentos y una gestión ágil y sin trabas burocráticas a los servicios de salud, acordes con los avances tecnológicos, la dignificación del paciente y los trabajadores de la salud y el enfoque preventivo.

Un nuevo modelo de salud, opuesto al de la Ley 100 requiere mucho más que acabar con la intermediación y la integración vertical privada. Requiere recuperar y fortalecer la red pública en salud, con fuertes controles sobre los recursos para evitar la corrupción y al alcance de toda la población. El gremio docente, así como la clase trabajadora siempre hemos luchado por el derecho a la salud, a la educación, a la recreación, al saneamiento y servicios básicos, estatales y de calidad.  Y sabemos por la experiencia histórica que nos ha tocado vivir, que reconquistarlos y mejorarlos solo será posible mediante una lucha fuerte unificada y permanente en las calles.  La dirección de Fecode y de los sindicatos regionales se han negado a organizar un paro nacional, así como se hizo contra la ley Estatutaria de Educación. Solo la lucha nos da lo que los estados nos niegan.

Estamos viviendo un periodo grave para la humanidad, porque el capitalismo que se basa en la ganancia de los empresarios a nivel mundial está depredando de tal manera el planeta generando una ruptura profunda en el metabolismo con la naturaleza con consecuencias devastadoras, generando crisis sociales, hambrunas, epidemias, guerras, desempleo, informalidad a niveles nunca vistos. Los pocos que concentran la riqueza en sus manos no quieren soltar ni una moneda de 10 pesos para solucionar de forma definitiva esta realidad tan espantosamente desigual. Por eso estamos convencidos de que se necesitan más que reformas, se requiere una revolución social económica y política y esa debe ser la estrategia de los trabajadores. Esta minoría que tiene el poder en sus manos no lo van a soltar por las buenas. Los invitamos compañeros a recuperar esas banderas que en tiempos pasados guiaron nuestra lucha durante varias décadas. Hoy más que nunca están en el orden del día.

Fecode, es la organización sindical más grande del país y por tanto con más recursos. Tiene alcance en cada rincón del país y tiene reconocimiento entre las comunidades. Es imperioso que recupere su independencia frente al gobierno y se ponga a la cabeza de organizar con las bases, la lucha necesaria para garantizar la salud del magisterio y sus familias y derrotar a los mercaderes de este derecho.

UNIDAD DOCENTE – PST

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