Aislamiento selectivo: Duque manda al país al matadero

De #quédateencasa a #Sálvesequienpueda

No hay que dejarnos engañar, el discurso de que los casos están bajando y que el peligro ya pasó, no es más que una mentira descarada y criminal para justificar la reapertura económica, esto mismo están haciendo gobiernos de diferentes países, en varios han tenido que volver a la cuarentena luego de mortíferos rebrotes. En Colombia estamos en el pico o muy cerca del mismo, tenemos una de las tasas de mortalidad por millón de habitantes mas altas del mundo -si no es la más alta- varios países han prohibido a sus ciudadanos viajar para acá, y se empieza a mencionar Colombia como el nuevo epicentro de la pandemia en la región.

 

Autor: Comité Ejecutivo PST

Con 550 mil contagios y 20 mil personas fallecidas, 10 mil casos nuevos y 300 muertes diarias; Iván Duque anuncia que se levantarán las ya precarias medidas de aislamiento preventivo y que se entrará en una etapa de aislamiento selectivo, un nuevo eufemismo de este gobierno para trasladar la responsabilidad del Estado al ámbito de lo privado, en el cual podrán aislarse quienes tengan el privilegio de contar con casa, trabajo estable, rentas y riquezas, los trabajadores tendremos que salir sin más remedio, de esto son cómplices todos los alcaldes.

Desde que comenzó la pandemia, el Gobierno de Duque se ha negado a tomar medidas de emergencia que permitieran mitigar el impacto de la pandemia, decretó la cuarentena obligatoria desde el 25 de marzo, presionado por las declaratorias de toques de queda que hicieron algunas ciudades como Cartagena y Bogotá, y un fuerte cacerolazo nacional recordatorio de las movilizaciones de noviembre.

Al decretar el Estado de Emergencia, Duque utilizó las facultades que le permitían legislar para garantizar las ganancias de banqueros, terratenientes y comerciantes. Aprobó líneas de crédito para los latifundios, alivios económicos para los fondos privados de pensiones y permitió que las patronales fraccionaran el pago de la prima y cambiaran las formas de contratación de los asalariados; también dio vía libre a la más descarada corrupción y al clientelismo con la entrega de las precarias ayudas.

De tal manera, que las medidas de mitigación que se tomaron solo sirvieron para llenar las arcas de los corruptos, que se robaron desde los recursos para los mercados hasta el dinero del programa Ingreso Solidario.Durante seis meses aunque se hicieron algunas adecuaciones para tener más camas de UCI, se giraron miles de millones a las EPS; muy poco mejoró la infraestructura del sistema hospitalario, tampoco mejoraron en nada las condiciones de los trabajadores de la salud, quienes hoy continúan librando una dura batalla doble contra el virus y contra la precariedad laboral, muchos siguen trabajando sin bioseguridad, y a otros les adeudan meses de salarios. El gobierno ayudando a propagar rumores sobre supuesta complicidad de los trabajadores con la corrupción, logró aislar su lucha del sentimiento popular.

En los últimos días, se supo que el Banco de la República vendió a principios de la pandemia las dos terceras partes del oro del país a bajo precio, cuando era obvio que los precios se dispararían ante la situación de crisis mundial que profundizó la pandemia. Ahora se confirma que a quien quiere auxiliar el gobierno es a los grandes capitales, como el caso de la multinacional Avianca a quien Duque le prestó 370 millones de dólares provenientes de los recursos destinados a atender emergencias (FOME).

Este asalto a los recursos públicos, se suma a los 11 mil millones de dólares de deuda externa adicionales que recibió Duque y que incrementa el endeudamiento del país a tal punto que el 25% del presupuesto general de la nación en 2021 será destinado a pagar servicios de la deuda, mientras solo el 1,4% será destinado al sector salud, que ha colapsado no solo en cuanto a la atención a los pacientes sino a las condiciones laborales y de bioseguridad.

En realidad, nunca hubo una cuarentena total, pues la industria y el comercio no pararon ni un solo día y millones de trabajadores tuvieron que salir a cumplir con sus obligaciones contractuales, sumado a los trabajadores de la economía informal, que tuvieron que salir a buscar el sustento diario, lo que generó que los sistemas de transporte masivos se convirtieran en focos de contagio. Además, a dos meses de decretar el Estado de Emergencia, Duque expidió un nuevo decreto con 43 excepciones que reabrieron casi todos los sectores de la economía, en particular la construcción, minería y agroindustria. A esto se suma el llamado Covid Friday, con el que Duque benefició a las grandes superficies comerciales a costa de la salud de miles de personas.

Estas medidas, contaron con el apoyo de las alcaldías de las principales ciudades, incluso las llamadas alternativas como las de Bogotá, Medellín y Cartagena, que aprovechaban la situación de desespero de la clase trabajadora para avalar la reapertura de la economía, en lugar de gestionar las garantías para que la gente se quedara en casa. En muchos casos los patronos, comerciantes y dueños de pequeñas y medianas empresas, quienes siempre han contratado sus trabajadores al destajo y con pésimos salarios, los presionaron a salir a protestar contra las medidas de aislamiento, en lugar de garantizarles el salario y exigir al gobierno las ayudas para lograrlo.

Desde el Partido Socialista de los Trabajadores hemos llamado a que las centrales sindicales y las organizaciones sociales luchemos por una cuarentena general con garantías, por una renta básica universal de un salario mínimo y porque este plan de emergencia se pague con los recursos destinados a la deuda externa. Hemos llamado a una jornada nacional de protesta que unifique las luchas de la clase trabajadora y de los pobres, contra las masacres y la represión que se ha desatado contra las comunidades que en medio del aislamiento se han visto obligadas a salir a luchas contra el hambre y la muerte.

Sin embargo, el Comité Nacional de Paro, CNP, no se ha puesto al frente de las luchas sociales y, al contrario, ha buscado espacios de concertación con un gobierno que no tiene el menor interés en atender los graves problemas del país y se ha limitado a sacar declaraciones de intenciones donde llama a organizar la movilización para un futuro incierto. Igualmente, la izquierda parlamentaria, y los partidos reformistas que orbitan a su alrededor, está más preocupada por sus cálculos electorales y por lograr pactos históricos con la gran burguesía industrial, financiera y terrateniente, responsables de la miseria y la violencia en el país.

Mientras tanto, el Gobierno de Duque enviará – ya sin siquiera fingir que hay cuarentena- al matadero a millones de trabajadores para salvar las ganancias de los burgueses, abrir la economía en el pico de la pandemia significará la muerte de miles de personas, por ello, los trabajadores no podemos esperar nada de quienes nos ven solamente como un medio para aumentar sus ganancias. Somos quienes producimos la riqueza quienes tenemos que tomar las riendas del país. Por eso debemos retomar las calles y parar la economía, en una gran lucha unificada, es hora de que las direcciones, abandonen su política de buscar negociar con el gobierno y se pongan al frente de la organización de las luchas.

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