Dos mentiras para beneficiar a los ricos: ‘el cartel del COVID’ y ‘hay que salvar la economía’

Durante las últimas semanas, el gobierno de Duque desmontó la cuarentena parcial que rigió desde el 27 de marzo, esta cuarentena producto de un cacerolazo y de una fuerte lucha con los mandatarios locales, salvó miles de vidas en Colombia, sin la cuarentena el colapso del sistema de salud hubiese sido catastrófico.

Autor: Ivonne

Dedicado a los 14 compañeros médicos, enfermeros y auxiliares caídos en Colombia durante la pandemia

 

Las cuarentenas, tienen como objetivo adecuar el sistema de salud y en el caso de Colombia, a pesar de que fue incompleta, permitió que la curva de crecimiento no fuese tan rápida, pero el gobierno desaprovechó ese período y destinó la mayoría de los recursos a los bancos, las grandes empresas, las campañas publicitarias y la corrupción.

No se invirtió en el sistema hospitalario público y en garantizar los derechos de la población vulnerable. Duque declaró un Estado de Emergencia que le permite legislar, pero tomó las medidas en favor de los ricos, por eso millones de personas quedaron sin trabajo y sin ingresos, otros miles los vieron disminuidos y muy pocos recibieron las cacareadas ayudas.

Dignidad Médica denuncia que “del seguimiento a la plata de la salud para la pandemia, se encontró que de los $13,7 billones que han anunciado para oxigenar el sistema, solo $1,7 ha entrado a las arcas de EPS, clínicas y hospitales. El gobierno nos miente, nos criminaliza y nos quita derechos laborales. Es una vergüenza”.

Primera mentira: “Hay que salvar la economía”

Ahora el discurso es que entre todos debemos salvar el país, salvar la economía y el empleo para evitar la muerte por hambre, pero cuando las empresas ganan y estamos en las vacas gordas no nos llaman a repartir las ganancias. Se levanta la cuarentena sin importar que ahora América Latina sea el epicentro de la pandemia, ni que desde las aperturas del 11 de mayo se evidencie una disparada de los casos y los muertos.

Tampoco importan los brotes en abastos, ni los brotes entre los obreros de Hidroituango y el Túnel de la Línea, total los trabajadores si se enferman y mueren se remplazan por otros, como lo dijo cínicamente un empresario del sector de la construcción en Quindío. El gobierno dando una falsa tranquilidad a la población, nos llama a todos a salvar la economía.

En medio de la desesperación y el hambre, muchos empiezan a apoyar la reapertura, pero en general las personas no necesitan trabajar, lo que necesitan es comer, pagar el arriendo y pagar los servicios. La gente pide poder trabajar porque el Estado no cumplió con su deber de garantizar alimentos, vivienda y servicios.

Sí hay plata para una cuarentena real y con garantías

El desempleo oficial subió al 19% y, de ese modo criminal, Duque garantiza que los trabajadores no se opongan al levantamiento de la cuarentena, a pesar que, desde el punto de vista epidemiológico, es el peor momento para hacerlo.

Pero no es cierto que la única salida para garantizar el ingreso de los colombianos sea volver todos al trabajo y a la normalidad, existen muchas otras fuentes de recursos que el gobierno prefiere ignorar, 38 billones anuales correspondientes a casi la mitad del presupuesto anual se tiran al sifón del servicio de la deuda externa.

En la última reforma de Carrasquilla se eliminó el impuesto a las grandes fortunas y se rebajaron los de las grandes empresas, de igual manera se gastan en tanquetas y municiones para reprimir al pueblo. Los ricos pretenden recuperar lo que han dejado de ganar durante la cuarentena parcial aumentando la explotación de los trabajadores, aumentando las jornadas de trabajo, arrancando la prima y los recargos e incluso reduciendo el salario.

Duque ha aprovechado la emergencia para hacer una reforma laboral y pensional por decreto. Los trabajadores son presionados para renunciar “voluntariamente” a sus derechos con la excusa de que todos tenemos que aportar, pero resulta que los patrones no aportan nada. La reapertura de la producción no conducirá a la recuperación de nuestra economía sino a la de ellos, a nosotros nos conducirá al contagio y a la muerte. Es equivocado pensar que es la cuarentena la que destruyó el empleo, si antes de la pandemia ya más de la mitad de la clase trabajadora estaba en la informalidad y con contratos basura.

Los medios de comunicación y los funcionarios del Gobierno tienen el descaro de decir que como no han muerto tantas personas como se esperaba (gracias a las medidas que se vieron obligados a tomar) el precio es muy alto, que la pandemia es un fiasco y que la cuarentena es innecesaria. Para los capitalistas, lo que dejaron de ganar durante estos meses para salvar la vida de millones de personas es un precio es muy alto, es decir, que salvar a mi padre, a su abuelo o a usted, sale demasiado caro y no lo piensan seguir haciendo.

Segunda mentira: el cartel del covid y las calumnias del Ministro

Hace varias semanas empezaron a aparecer denuncias sacadas de contexto, acompañadas de videos en los que supuestamente se probaba la existencia de un “cartel del covid”, básicamente afirman que a los médicos y al personal de salud les pagan cifras millonarias para inventar casos de covid, e incluso se empezó a afirmar que en los hospitales se asesina a las personas para hacerlas pasar por infectados y cobrar la millonaria comisión.

Y a pesar de que no han presentado una sola prueba, muchos difundieron estas supuestas denuncias pensando que hacían críticas al sistema, muchos se creyeron el cuento de que el gobierno quiere inventar los casos o generar pánico.

Estos mensajes fueron circulando en redes sociales sin distinguir la labor de los trabajadores de la salud y de las clínicas, del papel de las EPS. Incluso el periódico Voz del Partido Comunista saca una nota de una supuesta denuncia, en la que sin ningún criterio de clase dejan caer el manto de la duda sobre los trabajadores del sector. Poco a poco se fueron centrando en la figura de los médicos, que pasaron de ser héroes a asesinos en pocas semanas.

No se pretende negar la evidente corrupción en el sistema de salud y que los corruptos aprovechan las tragedias para enriquecerse. No se pretende negar que la privatización mercantilizó y deshumanizó la salud. Tampoco podemos descartar que casos aberrantes se hayan presentado en clínicas privadas, ya conocidas por su pésimo servicio y su corrupción, pero el problema real del sistema de salud es la Ley 100 y las EPS.

Esta semana, las declaraciones del Ministro de Salud, en las cuales acusa sin ninguna prueba a los médicos intensivistas de “manejar mal las UCIS” para facturar más, dejaron al descubierto a quién beneficia estas noticias falsas en redes sociales. Era demasiada casualidad que todas estas cadenas aparecieran justo cuando los trabajadores de la salud empezaban a organizarse y movilizarse contra la Ley 100, contra la tercerización que afecta al 85% del sector y por los elementos de protección personal.

Luego de las declaraciones del Ministro y las calumnias en redes sociales, no se hicieron esperar las amenazas de muerte y atentados contra el personal de salud. Por ello, las asociaciones médicas se han pronunciado y exigen la rectificación y la renuncia del ministro.

Se trataba de una campaña sucia auspiciada desde la bodega uribista para desprestigiar la lucha de los trabajadores de la salud, poniendo a la población en su contra, pero también dejando correr entre la idea de que la pandemia no es real. Mientras los trabajadores de la salud dejan la vida en las UCIS, los verdaderos corruptos y mercaderes están disfrutando las ganancias en la cómoda cuarentena de sus mansiones.

En este sistema mercantilista de la Ley 100, a los dueños de las clínicas privadas solo les interesa la facturación y por supuesto vienen sobrefacturando, para sacar beneficio de toda esta tragedia. Esta es una realidad, pero que exista corrupción y que los capitalistas hagan su negocio aprovechándose de la pandemia no quiere decir que no existe el virus o que no sea una amenaza real, o que el personal de salud esté inventando los casos o asesinando a las personas, la enfermedad y la muerte por la pandemia es una realidad, solo empeorada por estas situaciones lamentables.

Creemos que hay que hacer el esfuerzo de diferenciar estas situaciones, dado que se están usando para desprestigiar la lucha del personal de salud, pero también para apoyar la idea de que no existe el virus y demás teorías de la conspiración, para seguir reabriendo la economía.

Volver a la cuarentena real con garantías, para salvar la vida

Llamamos a todos los trabajadores y a la población pobre a sacudirse estas falsas ideas que nos impone el gobierno para que vayamos voluntariamente al matadero. Es urgente que tomemos conciencia de que esta apertura – cuando hay más de 40 mil casos y las muertes diarias ascienden a más de 50 – solo va a conducirnos a la catástrofe y al colapso de los sistemas de salud y funerarios.

Es necesario empezar a organizarnos para lo peor, llegando a realizar huelgas de brazos caídos y otros mecanismos de presión. Es necesario organizarnos junto con los demás trabajadores para defender nuestros derechos y exigir que mientras no se termine de adecuar el sistema de salud, tenemos que mantener la cuarentena.

Y decirles que no, que ningún dinero es demasiado para salvar la vida de nuestros padres, abuelos y hermanos, ni nuestras propias vidas. No hay dinero que compre la vida de nuestros seres queridos. Nos unimos a las exigencias del sector salud, que el Ministro rectifique, renuncie y que se investigue a los verdaderos corruptos.

 

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