Los jóvenes, vanguardia de la lucha

La lucha contra el paquetazo de Duque ha estado caracterizada por la participacion mayoritaria de jóvenes, principalmente estudiantes universitarios. Comprendemos bien cuáles son los efectos regresivos del paquetazo de Duque contra trabajadores, pobres, informales, etc. Debido a esto, protestamos en rechazo categórico contra dicho paquetazo, asimismo contra el asesinato de luchadores sociales, por la exigencia del desmonte del ESMAD, cuya cuenta de víctimas por su brutal actuar asciende a más de 30 personas desde su creación, entre otras múltiples razones.

Autor: Jh

En el paro de 2018 los estudiantes y maestros exigían al gobierno un aumento verdadero en el presupuesto para el funcionamiento de las universidades públicas, como respuesta a un plan estructurado y progresivo de desfinanciamiento histórico por parte de la clase dirigente colombiana. A pesar de que la cobertura en las universidades ha aumentado más de un 200% desde 1993 hasta hoy, no ha habido un aumento en el presupuesto. Además, programas como ‘Ser Pilo Paga’ (gobierno Santos) y ‘Generación E’ (gobierno Duque) han destinado recursos de las universidades públicas para pagar créditos y becas en universidades privadas.

Debido a esto, las universidades públicas han tenido que cubrir los gastos de funcionamiento reduciendo costos, aumentando la precariedad laboral, y reduciendo las admisiones de estudiantes que pretenden salir adelante estudiando una carrera universitaria. Esto desemboca en un déficit financiero de más de $16 billones, de los cuales Duque sólo se comprometió con 4, sin embargo, no ha cumplido el acuerdo con los estudiantes surgido del paro ya mencionado. En consecuencia, las universidades públicas siguen padeciendo serias dificultades con riesgo de que se cierren algunas como la Universidad del Valle.

Recientemente han ocurrido numerosas movilizaciones estudiantiles en respuesta al caso de corrupción en la Universidad Distrital, con la cual se solidarizaron distintas universidades tanto públicas como privadas. Igualmente cada universidad ha tenido sus propios problemas internos que han llevado a los estudiantes a alzarse en jornadas de protesta y a declarar anormalidad académica o asambleas permanentes. Por ejemplo, la Uniguajira carece de recursos para su funcionamiento, en la UD se exige democracia en la toma de decisiones en la universidad, en la universidad de Atlántico los estudiantes exigían la salida del rector Prasca –logro que consiguieron gracias a su aguerrida lucha–.

La crisis de la educación es cada vez mayor y el gobierno se limita a responder con represión desmedida contra las manifestaciones, por medio del ESMAD y las demás fuerzas policiales (incluso llegando a la militarización de la ciudad, allanamientos, falsos positivos judiciales y demás medidas autoritarias cercanas a un régimen dictatorial). Pero los estudiantes no dan marcha atrás, siguen convocando asambleas, realizando plantones, engrosando las movilizaciones y solidarizándose con los trabajadores de todos los sectores por la precariedad laboral y la explotación a la que se ven sometidos –como el llamado por parte de las directivas de la UN a los profesores ocasionales para que culminen clases sin pago, lo cual fue rechazado por los estudiantes–.

La acción juvenil en esta coyuntura continúa desarrollándose. Se mantienen movilizaciones en la mayoría de las universides públicas, de las asambleas surgen pliegos de peticiones y se discuten politicas para los barrios y localidades con el fin de fortalecer el paro, asimismo las manifestaciones artísticas y culturales se multiplican. También es necesario resaltar la creación de la Primera Línea como expresion legítima de los manifestantes para protegerse del actuar criminal del Estado. Asimismo, los estudiantes cuestionan y denuncian el actuar de las burocracias sindicales, que tratan de administrar nuestras luchas en su beneficio.

Debemos seguir apoyando a los estudiantes hasta las últimas consecuencias. Sus reivindicaciones son también nuestras y sus luchas, sus exigencias y su valentía son una forma de golpear a este sistema capitalista explotador y al neoliberalismo. Por eso urge seguir levantando consignas por una educación púbica y gratuita, así como el desmonte del ESMAD.

Lucha de clases 2020, juventud y destrucción ambiental

Autor: SCh

Mientras países como Australia y Brasil arden en incendios, en Colombia se derriten los nevados y poco a poco se devasta la selva y saquea nuestros recursos naturales. La crisis climática es uno de los mayores retos de la juventud y los trabajadores, porque de perder esta batalla la humanidad el resto de luchas sociales estarán perdidas.

En Colombia se suma a la llamarada de destrucción capitalista del medio ambiente el asesinato sistemático de luchadores, más de 20 a inicios del año. En la última década, 1.000 ambientalistas han sido asesinados en América Latina, muchos de ellos jóvenes.

El Comité Nacional de Paro en su Pliego Ampliado de 104 demandas incluyó 11 puntos de “Derechos de la Madre Tierra”, entre ellos: defensa del agua como derecho; prohibir el glifosato para erradicar cultivos ilícitos; no al Fracking; proteger la Amazonía y declarar emergencia climática-ecológica; defensa de las consultas populares sobre proyectos minero-energéticos y extractivos; proteger tierras de indígenas y campesinos, etc. A la vez se llama a que Duque cumpla acuerdos medioambientales con sectores sociales y con las burguesías regionales y el imperialismo (Acuerdo de Escazú).

No debemos confiar en este gobierno ni en la burocracia. Tampoco en la alcaldesa verde, Claudia López, quien tiene en sus manos ser cómplice o no de la barbarie taurina, la continuidad del sistema de transporte contaminante y privatización, la destrucción de los humedales, etc. Es tarea de los trabajadores, la juventud obrera, popular y estudiantil, de Colombia, siguiendo el impulso mundial, luchar por el derecho social a un medio ambiente sano conjugado con sus reivindicaciones inmediatas (educación, empleo).

En el camino están las protestas contra el Fracking, por la nacionalización de nuestros recursos y la transición energética. De igual modo, la lucha comprometida por la prohibición de las reaccionarias Corridas de Toros en la temporada taurina de febrero, por una reforma agraria y urbana que dé trabajo, tierra y derecho a la cultura a los pobres de la ciudad y el campo.

Unamos las luchas sociales, ambientales y animales en un Paro Cívico Nacional 2020 contra Duque y Uribe, los terratenientes, el empresariado y el imperialismo. El histórico 21N nos demostró que sí es posible. Sigamos forjando caminos de lucha y lazos de unidad al andar. Las Asambleas barriales y sectoriales, son espacios idóneos democráticos para concretarlo.