Trazos de esperanza: Saludo al mural «Las cuchas tienen razón»

Llegó el día en que como pueblo decidimos dejar atrás el miedo y con un pincel alzar la voz por nuestras víctimas,
mirar a la cara al crápula, al verdugo, al determinador, que sigue paseándose como si nada frente a todos, como el fantasma putrefacto de muerte que es, y gritarle que ya no nos puede aterrorizar más con sus argumentos negacionistas, con sus motosierras ni con su oscuro poder amasado a sangre y fuego.

Al mural, convertido en un movimiento de catarsis colectiva, acuden todos:
El grafitero que hace hablar los muros, la maestra que forja conciencias, el obrero que construye sueños, las madres que saben cómo duele un hijo y los músicos que cambian el dolor por canciones; hasta los niños, que a pesar de su inocencia, van entendiendo de falsos positivos y fosas comunes.

Ojalá esta linda cofradía espontánea de los oprimidos que hoy se congrega para honrar la memoria de sus héroes anónimos caídos bajo el yugo oficial,
mañana avance para acabar con las causas últimas de la barbarie y empiece a pintar los trazos indelebles de una nueva sociedad sin opresores ni oprimidos.

Marto

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