COP16 Distracción, mientras se comen el planeta

La COP16, reunida en Cali, Colombia, con 20.000 delegados de 196 países, se propuso como objetivo “avanzar en la implementación del Marco Global de Biodiversidad de Kunming-Montreal (MGBKM)”, acordado en la COP15, en 2022.

El capitalismo necesita comerse el planeta

La COP17 tendrá como objetivo avanzar en la implementación del Marco Global de Biodiversidad de Cali, que tuvo como objetivo avanzar en lo acordado en la COP15. Así se viene jugando desde la COP realizada en 1992 en Río de Janeiro.

En la COP de 1992 se acordó luchar contra tres males causados por el sistema de producción capitalista: desertificación, pérdida de biodiversidad y cambio climático. Desde entonces ha habido cumbres sobre estos tres temas. Pero, nada ha cambiado; todo ha empeorado.

El problema es que los encargados de cuidar el medio ambiente son los capitalistas. Los mismos que están deforestando, haciendo minería y utilizando combustible fósil para producir e incentivar el consumo de muchas mercancías que no son necesarias, sino para acumular capital.

Las COP (Conferencia de las Partes) son organizadas por las Naciones Unidas, un organismo dominado por los gobiernos imperialistas y las multinacionales que representan a los más ricos del mundo; al 1% que se apodera del 80% de la riqueza mundial saqueando el planeta mediante la destrucción del medio ambiente.

 

“Desarrollo capitalista” significa destrucción de las fuerzas productivas

La clase trabajadora se preocupa, justificadamente, por la crisis climática y el proceso de degradación del medio ambiente, y esto choca con el cinismo de los capitalistas que sustentan que si no hay desarrollo, la humanidad no podrá soportar las crisis económicas. Desarrollo significa destrucción del medio ambiente para saquear recursos que mantengan el nivel de producción, consumo y ganancias para las grandes multinacionales –que son las que dominan económica y políticamente el mundo– y destrucción de la humanidad mediante genocidios como el de Gaza, muerte por hambre o por pandemias generadas por el sistema.

Los gobiernos, como representantes de los capitalistas, no hacen más que ayudarlos organizando conferencias y haciendo propaganda sobre programas para hacer un “desarrollo sostenible”, que no sirve para nada. Tienen un discurso ambientalista, al tiempo que saquean y destruyen el planeta.

 

Un mal ejemplo

Mientras sesionaba la COP16, se mantenía la presencia de la multinacional Minesa en el páramo de Santurbán, al nororiente de Colombia, donde la población ha luchado por la defensa del agua.

Minesa explota oro, plata y cobre en ese páramo, destruyendo y contaminando las fuentes de agua con metales pesados (cobre, plomo, zinc y arsénico); químicos tóxicos; material potencialmente radioactivo (telurio y uranio), torio, bismuto y otros contaminantes que destruyen este ecosistema que alimenta con agua a varios millones de habitantes de la región.

“Destruir el páramo lleva a desplazamiento violento de poblaciones con hambre, no producción de alimentos, carencia de agua potable, exposición a los tóxicos mencionados, desertificación irreversible, deforestación total de la zona, aumento de temperatura con pérdida de la regulación climática, destrucción de flora y fauna, aumento del gas carbónico, desaparición de los pajonales (mayor reserva de carbono en el universo), desaparición de abejas, migración de pájaros e insectos, cero polinización y acelere de la sexta extinción en masa de los seres vivos del universo”. (Revista Encuentros, abril de 2020, Bucaramanga, Colombia).

La COP16 fue muy publicitada, mientras que la destrucción del páramo de Santurbán, que es solo un ejemplo de muchos proyectos mineros de multinacionales, continúa en silencio.

 

Ilusiones, nada más

Lo más importante de las COP, incluida la COP16, no es lo que se discuta o no se discuta en esos escenarios. Tampoco lo que se defina. Pues al fin y al cabo no resuelven nada sobre el proceso de desertificación, crisis climática y destrucción de la biodiversidad. Lo más importante es y confundir y generar expectativas e ilusiones de que los capitalistas, a través de sus organizaciones como la ONU van a salvar el hábitat.

Con la COP16 se logró: un acuerdo global para la conservación de áreas marinas de alta importancia ecológica en aguas internacionales, 75 millones de dólares en financiamiento, un bono de biodiversidad de 50 millones de dólares y un Programa de Trabajo para la participación de los pueblos indígenas y comunidades locales en la conservación de la biodiversidad. Pero no hay ninguna medida de fondo para prohibir la minería, la deforestación y la contaminación.

 

O se cambia el sistema o la degradación no parará

Así como hace unos 1.500 años en Europa, la alternativa ante la decadencia del modo de producción esclavista fue feudalismo o barbarie, hoy la alternativa es socialismo o barbarie. En esa época se impuso primero la barbarie, luego triunfó el feudalismo. El problema es que ahora el modo de producción capitalista unificó el planeta, así que la barbarie o el socialismo será mundial.

La alternativa que puede salvar a la humanidad y a las otras especies es el socialismo, pero el tiempo se agota. La barbarie ya está en proceso destruyendo el hábitat humano, destruyendo pueblos enteros como el palestino. El desastre de la desertificación, la pérdida de biodiversidad y el cambio climático solo pueden ser frenados por una revolución socialista mundial que cambie el modo de producción capitalista, por el modo de producción socialista. Lo demás es utopía.

Fernando Graco

Comentarios cerrados