Mineros de las esmeraldas: Explotados y discriminados

Los mineros que sacan las esmeraldas de las minas de Muzo, enfrentan un alto grado de explotación laboral por las extensas jornadas laborales, en un trabajo de alto riesgo, donde están expuestos a altas temperaturas, gases tóxicos (incluidos los del combustible de la maquinaria y volquetas) y a trabajo repetitivo que los discapacita.

 

Son alrededor de 1.000, pero solo unos 300 van al socavón, entre ellos los obreros (picadores y punteros), unos pocos supervisores, una buena cantidad de “élites” que vigilan y graban a cada picador para que ninguno intente quedarse con alguna esmeralda, además los únicos autorizados para recoger las esmeraldas y guardarlas en las tulas y sellarlas.

Los obreros están vigilados con cámaras y cada movimiento que hagan es controlado. Un movimiento que no esté en el protocolo puede ser motivo de despido; mientras están en el socavón, son vigilados al extremo.

 

Discriminados por ser de la región

Los mineros se sienten discriminados por el hecho de que son de la región en la medida en que son contratados solo para cavar la tierra. Los cargos de técnicos y profesionales son reservados para personas de otras regiones, así muchos habitantes de la zona sean calificados por el Sena.

 

Perseguidos sindicalmente

En la época en que el dueño de las minas era Víctor Manuel Carranza, conocido como el zar de las esmeraldas, los trabajadores laboraban 20 días seguidos y descansaban 10 días. Pero cuando pasó a ser explotada por la multinacional Esmeraldas Mining Services (EMS), hoy gerenciada por Esteban Santos, hijo del expresidente Juan Manuel Santos, les han cambiado el periodo a 24 días de trabajo por 6 días de descanso. Es decir, les han quitado cuatro días de descanso al mes. Pero este cambio solo lo aplican a los obreros que son base de los sindicatos Sintraesmeralda y Sintrametal.

Este cambio lo han utilizado para chantajearlos con la negociación del pliego de peticiones. Les han dicho que, a cambio de las peticiones, les devuelven los cuatro días de descanso. Eso ya ha sucedido en negociaciones anteriores, pero cuando se acerca el tiempo para la negociación de un nuevo pliego, les eliminan los cuatro días. Por eso no admiten que eso se incluya en la convención colectiva.

De otra parte, la persecución sindical contra los dirigentes sindicales es evidente. A Jeferson Padilla, presidente de la subdirectiva de Sintrametal Muzo lo despidieron teniendo fuero sindical. Esto con la complicidad de juez y en segunda instancia por magistrados que no le aceptaron pruebas para defenderse. Ahora pretenden hacer lo mismo con el presidente de Sintraesmeralda, Óscar González. Para lograr sus reivindicaciones, los mineros de Muzo requieren de la solidaridad del movimiento obrero.

FG.

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