Exijamos la nacionalización las empresas que anuncian liquidación o cierre, sin indemnización y bajo el control de los trabajadores

Con la crisis que estamos viviendo del sistema capitalista agudizada por la pandemia, quedan al desnudo las rimbombantes mentiras escritas en la mayoría de las constituciones burguesas como la colombiana, sobre el trabajo como un derecho fundamental y una obligación social que goza de una especial protección del Estado. La realidad de todas estas palabras tan bonitas, es que simplemente son letra muerta.

A pesar de que el gobierno colombiano de Iván Duque les regaló sumas millonarias de fondos públicos a los empresarios en medio de la pandemia mundial del coronavirus, supuestamente para salvar el empleo, la mayoría de los patrones utilizaron estos dineros para adelantar una verdadera liquidación de los derechos laborales y se podrían decir que resetearon las empresas y cambiaron la mayoría de las condiciones laborales, para contar con trabajadores cero kilómetros. Algo similar ocurre con las exenciones tributarias que supuestamente se han hecho para proteger el empleo, y no han servido más que para hacer más ricos a los ricos y aumentar el hueco fiscal. Lo que se ha vivido ha sido una verdadera masacre laboral nacional.

A esto no se dio mucha publicidad, pues esa inmensa mayoría de trabajadores no cuentan con organizaciones sindicales, esta realidad de baja sindicalización está relacionada con una serie de factores entre ellos la persecución a las pocas organizaciones que sobreviven, la burocratización de otras y en especial a la informalidad laboral que impide la estabilidad necesaria para poder organizarse sindicalmente.

De acuerdo con un estudio realizado por el Ministerio del Trabajo en el año 2017, el 75% de la población económicamente activa en el país, cuenta con formas de contratación que se han denominado “contratos chatarra”. Esto quiere decir que la flexibilización laboral ya es una realidad: contratos temporales, por obra o labor, por orden de prestación de servicios, a término fijo y un largo etcétera, pero ahora quieren más, legalizando la jornada laboral por horas.

Hoy tenemos el aumento del desempleo a cifras escandalosas, como decíamos arriba con los recortes prestacionales, la flexibilización y las ayudas del Gobierno las empresas debían proteger el empleo, pero la realidad es que el desempleo en lugar de bajar continúa aumentando; esta situación además afecta de manera especial a las mujeres y los jóvenes. Un ejemplo palpable de esta situación es la que viven los trabajadores de Almacenes La 14, que contaba con más 3.000 trabajadores y hoy se encuentra en proceso de liquidación y se anuncia el despido de más de 1.800. A esos patrones no les bastaron las sumas millonarias que el gobierno les entregó, porque como dice el adagio popular esos dineros “entraron en un saco roto”. Y no es para menos, el Estado colombiano, es una bolsa donde la mayoría de los patrones acuden para robar.

En años pasados, cuando se produjo la crisis del sistema bancario, los diferentes gobiernos en todo el mundo les “prestaron” a los bancos miles de millones de pesos para salvarlos de la quiebra. Hoy nadie ha escuchado la noticia de que esos dineros, hayan sido devueltos a las arcas de los diferentes estados. Hoy los únicos que han mantenido sus multimillonarias ganancias han sido los bancos y el gobierno no les ha exigido ni un solo peso, en la pasada reforma tributaria, querían continuar eximiéndoles de impuestos y solo fue con la fuerza del paro nacional que se impidió que, de momento, se les siguieran regalando las finanzas públicas.

Y cuando miles de trabajadores continúan sin ejercer “el derecho fundamental” al trabajo y las cifras de desempleo continúan en aumento, es necesario que los grandes sindicatos, las centrales obreras y el Comité Nacional de Paro, en lugar de estar haciendo lobby parlamentario tratando de convencer a “una manada de ratas” que son en su mayoría los parlamentarios colombianos- de legislar a favor de los pobres como jamás han hecho, deberían ponerse al frente de los miles de despedidos exigiendo su reintegro a los puestos de trabajo, organizando a los millones de trabajadores desempleados para exigir empleo con todos los derechos prestacionales y con estabilidad. Hoy existen conflictos obreros en diferentes lugares no solo en La 14 sino en Indupalma, Seatech, Dian, Brinks, entre otros, y los trabajadores luchan con dientes y uñas para evitar los despidos, pero lo hacen solos, sin articulación ni coordinación.

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