Colombia, Luchas y Movimientos, Sindical Contra la tercerización laboral y por la democratización de la CUT Publicado por: Administrador el 9 mayo, 2019 Más en Colombia: #21N: reivindicar el camino de la lucha y retomar los objetivos del estallido social 20 noviembre, 2024 Editorial: Inundados y con sed 15 noviembre, 2024 Ante la crisis fiscal, ¡NO al pago de la deuda externa! 6 noviembre, 2024 El VII Congreso de la Central Unitaria de Trabajadores se realizará en medio de una situación nacional e internacional que afecta gravemente las condiciones de vida de la población trabajadora colombiana y los pobres del campo y la ciudad, mientras se recrudece la violencia contra los líderes sociales. Iván Duque se ha puesto a las órdenes del imperialismo mundial, y en particular del gobierno norteamericano. Sus planes económicos, políticos, sociales y ambientales se corresponden con los intereses de las grandes transnacionales minero-energéticas y el capital financiero mundial: sobrexplotación de los trabajadores, saqueo del presupuesto del Estado, deterioro y privatización de los servicios sociales, depredación de los recursos naturales y el medio ambiente. Todo ello está contenido en el Plan Nacional de Desarrollo (PND) que se ejecutará durante los próximos cuatro años. Los delegados al Congreso de la CUT tenemos la oportunidad de definir un Plan de Acción para derrotar esos planes, poniendo la Central a la cabeza de los explotados y oprimidos del campo y la ciudad, en la perspectiva de un verdadero Paro Cívico Nacional o una Huelga General de la producción y los servicios. Pero para lograr esto debemos democratizar la central, erradicar de su dirección a la burocracia que la parasita y rescatar sus principios fundacionales. Autor: Partido Socialista de los Trabajadores – Comité Ejecutivo, Abril 19 de 2019 Solidaridad con los trabajadores y el pueblo de Venezuela Iván Duque se ha puesto al servicio de la intervención imperialista en Venezuela, reconociendo al títere Juan Guaidó, y contribuyendo al aislamiento del régimen dictatorial de Maduro, pero con el objetivo de apropiarse de los yacimientos venezolanos en beneficio de los monopolios petroleros y mineros yanquis. En ese terreno compiten como carroñeros con las transnacionales rusas y chinas. Los trabajadores afiliados a la CUT tenemos la obligación internacionalista de solidarizarnos con el pueblo venezolano rechazando la intervención imperialista y las maniobras de Duque y sus secuaces de la Organización de Estados Americanos, OEA, exigiendo la salida de Guaidó, de Maduro, de los generales y la “boliburguesía” del gobierno y el fin del bloqueo financiero del imperialismo. En lo inmediato debemos exigir que se reconozca la ciudadanía inmediata a todos los refugiados venezolanos que se encuentran en nuestro país, para que no sean víctimas de la voracidad de los empresarios colombianos y tengan acceso al empleo y servicios a cargo del Estado en igualdad de condiciones con los trabajadores colombianos. Trabajo estable para todos, salario mínimo equivalente al costo de la canasta familiar Más de tres millones de trabajadores se encuentran sin empleo. Los sectores más golpeados por ese flagelo son las mujeres y los jóvenes. El Congreso de la Mujer Trabajadora, el Congreso de la Juventud Trabajadora, y el VII Congreso de la CUT deben llamar a la lucha por que se garantice trabajo estable con salarios adecuados para todos. La única manera de lograr esto es estableciendo la escala móvil de horas de trabajo, haciendo que se distribuya el trabajo entre todas las personas en capacidad de laborar y disminuyendo la jornada laboral, sin reducción de salario. ¡Basta de despidos y reestructuraciones empresariales a costa de las familias de los trabajadores! Debemos rechazar el proyecto del gobierno y los empresarios de reducir el salario mínimo, imponiendo un salario inferior por el primer empleo, el trabajo gratuito de los jóvenes en prácticas laborales, y salario diferencial por regiones. Todo lo contrario, debemos retomar la exigencia que aprobó el pasado Congreso de la CUT, de exigir un salario mínimo de millón y medio de pesos, equivalente al costo de la canasta familiar; decisión que fue burlada por la actual dirigencia de la CUT, que se limita a servir de comparsa cada año en la Mesa de Concertación Laboral para fijar un pírrico reajuste del salario mínimo. A cien años de creada la Organización Internacional para el Trabajo (OIT) siguen sin cumplirse las promesas de pleno empleo, salarios dignos y bienestar para las familias de los trabajadores con las que fue fundada. Por eso también debemos rechazar los planes de reforma pensional y del sistema de salud pública, que Duque intenta imponer a través del PND. En Colombia los empresarios y los gobiernos no respetan ni reglamentan los convenios de la OIT en todos esos terrenos, y la burocracia de la CUT y las demás centrales se limita a elevar quejas por la violación de los derechos laborales, mientras se sigue amenazando, despidiendo y asesinando a los dirigentes sindicales. ¡Sin tierra, sin pan, ni trabajo, no hay paz! El gobierno de Duque, aupado por la extrema derecha uribista continúa saboteando los Acuerdos de Paz, firmados con las FARC, y pretende una Justicia Especial para la Paz (JEP) que garantice plena impunidad para los responsables de la violencia burguesa y terrateniente. A los campesinos pobres que luchan por la restitución de tierras se los persigue y asesina, mientras continúa el genocidio de líderes sociales. A las exigencias de las comunidades indígenas y afro responde con el Plan Nacional de Desarrollo cuyo único objetivo es incorporar sus territorios a los planes extractivistas de las transancionales. Y a las luchas obreras se las asfixia en el laberinto de normas legales que sólo sirven a los empresarios para violar los más elementales derechos. Los trabajadores debemos preservar nuestra independencia frente a los acuerdos políticos firmados entre la insurgencia y el Estado, exigiendo verdad, justicia y reparación para las víctimas del conflicto armado. Al mismo tiempo debemos continuar la lucha por plenas libertades democráticas de organización y movilización, hoy limitadas por la propia legislación pactada en los acuerdos de paz, como las restricciones impuestas a los partidos políticos minoritarios y a las organizaciones sociales. Por un Plan de Acción para concretar el Paro Cívico Nacional Sobre los temas mencionados y otros deberá pronunciarse el VII Congreso de la CUT. La reforma estatutaria, por ejemplo, debe tener como objetivo garantizar la representación de los sindicatos del proletariado industrial para romper con la “fecodización” de la central, por el peso abrumador de la burocracia de Fecode en su dirección. La afiliación de la CUT a la Central Sindical Internacional (CSI) la ha puesto a la cola del sindicalismo controlado por el imperialismo, pero la alternativa no es la Federación Sindical Mundial (FSM), cadáver burocrático con el que el estalinismo quiere preservar alguna influencia en el movimiento sindical al servicio de su programa de colaboración con la burguesía nacional y los mal llamados gobiernos “progresistas”, como el gobierno dictatorial de Maduro en Venezuela. En este terreno la CUT debe declararse independiente y establecer lazos internacionalistas con iniciativas como la Red Internacional de Solidaridad y Luchas, promovida por sindicatos independientes como la Central Sindical y Popular “Conlutas” de Brasil y “Solidaires” de Francia. Las bases de la central deben fiscalizar el manejo de las finanzas de la misma, eliminando todos los privilegios de que abusa su dirigencia, empezando por todos los sobresueldos y viáticos que llevan a sus ejecutivos a apoltronarse en sus cargos y a establecer redes clientelistas para reelegirse indefinidamente. Los planes de educación sindical pasan por rescatar los principios fundacionales de la CUT, en particular su independencia de clase frente a los capitalistas y sus gobiernos y la plena democracia sindical en su funcionamiento, lo que incluye el retorno a la consulta permanente a las bases a través de asambleas masivas y el voto directo. Es necesario impulsar una fuerte campaña de sindicalización de los trabajadores y ampliar la participación de los sindicatos en la vida de la Central y en sus congresos, que todo sindicato afiliado tenga un delegado oficial al Congreso, no puede ser que la burguesía exija 25 trabajadores para reconocer un sindicato y la CUT exija 300 para participar en el Congreso. No habrá un “Plan de Desarrollo Alternativo al Neoliberalismo” que no sea producto de una revolución social encabezada por la clase obrera y sus organismos de poder autónomo; no debemos depositar ninguna confianza en supuestos gobiernos “progresistas” o “humanos” que colocan a los trabajadores a la cola de sectores burgueses y pro imperialistas. En las elecciones que se avecinan, los afiliados a la CUT deberemos de promover candidaturas independientes de los trabajadores y líderes sociales que han estado a la cabeza de la lucha y la movilización, con la única condición de que preserven su independencia política frente a los partidos burgueses y reformistas y estén al servicio de la movilización contra los capitalistas y su gobierno. Pero lo más importante será definir un Plan de Acción y Movilización que fortalezca a la CUT, poniendo sus finanzas y cuadros, al servicio de la organización de cientos de sindicatos que sirvan de base para la lucha y la movilización social. En lo inmediato esto pasa por la concreción de un paro nacional obrero y estatal con una consigna fundamental: ¡Basta de tercerización laboral, basta de trabajo precario: trabajo estable y salarios adecuados para todos! ¡Abajo el gobierno de Duque y su Plan Nacional de Desarrollo! ¡No más contratos precarios: trabajo estable para todos! ¡Fuera las manos de Trump de Colombia y Venezuela! ¡Ni Guaidó, ni Maduro: por un gobierno de los trabajadores! Post Views: 967