Declaraciones Negociación del Salario mínimo, una farsa anual. Luchemos por un Salario mínimo de 1.500.000 pesos Publicado por: Administrador el 28 diciembre, 2017 Más en Declaraciones: #21N: reivindicar el camino de la lucha y retomar los objetivos del estallido social 20 noviembre, 2024 Editorial: Inundados y con sed 15 noviembre, 2024 Editorial/ Pegasus: carta negociadora de Petro con el uribismo 31 octubre, 2024 Un mes ha transcurrido en la Mesa de Concertación Salarial, y la farsa de la negociación del salario mínimo se repite. La perspectiva de un ajuste miserable, ya sea mediante un improbable acuerdo o por la imposición del salario por decreto presidencial, de ninguna manera podrá llamarse aumento, ya que ni siquiera cubrirá las mínimas necesidades de subsistencia de los más de dos millones de trabajadores y sus familias que tienen que sobrevivir con el mínimo. Nada bueno para los trabajadores puede esperarse de esta mesa de concertación. De cumplirse esta perspectiva, terminaría el año sumando un golpe más del gobierno y los capitalistas contra los trabajadores. Debemos recordar que el año arrancó con una dura reforma tributaria, que aumentó los impuestos para los trabajadores y los pobres, lo que ha significado un importante pérdida de poder adquisitivo. Además las duras luchas de los paros cívicos del Chocó y Buenaventura, así como el extenso paro nacional del magisterio terminaron levantados con promesas que el gobierno ha venido incumpliendo sistemáticamente. Pero quizá la más dura lucha laboral, el paro de los pilotos de Avianca terminó con una importante derrota cuando el gobierno y el aparato judicial cerraron filas junto a Efromovich para derrotar la huelga, y de paso poner en cuestión el derecho a huelga de millones de trabajadores. La discusión del salario mínimo contrapone los intereses de los trabajadores con los de los capitalistas, es decir de los que con su trabajo son los verdaderos creadores de la riqueza contra quienes mediante, la explotación de la fuerza de trabajo, se apropian de la ganancia que ella produce. Pero aunque quieran presentarnos esta pugna como una concertación entre trabajadores y empresarios para lograr un equilibrio benéfico para la economía, en la realidad es una lucha irreconciliable entre trabajo y capital en el marco de la podrida economía capitalista que solo deja más miseria para la enorme mayoría día a día. A los empresarios lo que les interesa es bajar al menor nivel posible los salarios de los trabajadores, para así poder apropiarse de una mayor parte de la riqueza producida por el trabajo y de paso sobreaguar los estragos de los malos resultados económicos sin mellar sus ganancias y su patrimonio. Por otro lado cuando los trabajadores, incluso los que aparentan ser privilegiados como los pilotos de Avianca, luchan por aumentar sus salarios, luchan básicamente por la subsistencia suya y de sus familias, pujando con la ganancia que se apropian los capitalistas sobre el valor que los trabajadores mismos producen y de la que son despojados. Pero un gran problema es que esta realidad de la lucha por el salario es totalmente desigual. En la Mesa de Concertación Laboral, mientras los capitalistas cuentan con sus representantes que defienden sus intereses, en los presidentes de los gremios como la ANDI, FENALCO, SAC, ACOPI y Asobancaria, también cuentan con los representantes del gobierno a su favor, no solamente porque los ministros de Trabajo y Hacienda son directamente burgueses, sino porque todo el aparato económico del estado como el Banco de la República, o el Departamento de Planeación actúan a su favor. Pero los trabajadores, y especialmente los que reciben el salario mínimo no tienen quién los represente. No solamente porque en esa mesa nadie gana el salario mínimo, sino que quienes supuestamente defienden sus intereses, los representantes de las tres más grandes centrales sindicales, CUT, CGT y CTC ya sea por acción u omisión terminan poniéndose del lado de la defensa y la estabilidad de la economía capitalista, o en el mejor de los casos renunciando a dar una lucha consecuente por un alza real del salario mínimo. Esto se demuestra en el estado actual de dicha “negociación” en la que los empresarios proponen ajustar en $37.624 (5.1%) el actual salario mínimo de $737.717. La respuesta de los representantes de las Centrales sindicales ha sido bajar su propuesta un ajuste de $ 66.395 (9%), de las cuales la CGT ya se bajó aún más al 7%. Incluso enfrentamos otro peligro: la propuesta de un salario mínimo diferencial, según el cual si la productividad de la región es baja (producto del atraso impuesto por la burguesía parasitaria, no por culpa del trabajador) este podrá recibir menos, incluso 300 mil pesos. Con esto la pobreza se castiga con más pobreza y se siguen llenando los bolsillos de empresarios nacionales y las transnacionales que operan en estas regiones. El salario mínimo en teoría debe ser el mínimo suficiente para la reproducción de la fuerza de trabajo, es decir, el mínimo que necesita el trabajador y su familia para sobrevivir. Actualmente el costo de esta supervivencia se equipara con el costo de la canasta básica familiar que está entre 1300000 y 14000001 pesos. El salario mínimo vigente, y el reajuste que está actualmente en discusión, apenas alcanza a cubrir la mitad de las necesidades de una familia obrera, sin contar la pérdida progresiva de poder adquisitivo causada año tras año por el aumento de los precios y de los impuestos. Por eso la exigencia de un salario mínimo no debe ser menor al 1.500.000. Es el salario que permitiría empezar a recuperar la capacidad de cubrir las necesidades. Plantear una lucha por menos es aceptar salarios de hambre, es aceptar que siga creciendo la desigualdad del reparto de la riqueza, mientras los empresarios siguen engordando sus bolsillos con exorbitantes ganancias incluso en medio de los malos resultados de la economía, como lo demuestra trimestre a trimestre las ganancias del sector financiero. Actualmente hay muchos debates entre los candidatos presidenciales, tratan de centrar la atención en la corrupción – cuando ellos mismos son los corruptos-, en el acuerdo de paz con las FARC y el regateo de las migajas que consiguieron, pero hasta ahora ninguno de los candidatos ha salido a explicar cuál sería su política en materia de salario mínimo. A algunos los conocemos y sabemos cómo son porque ellos o sus familias llevan años gobernando como lo es Vargas Lleras o De la Calle; entre los supuestos alternativos tenemos a Clara López (ahora aliada de Petro) quien cuando fue ministra del trabajo llamó a los trabajadores a ponerse en los zapatos de los empresarios en una actitud cínica y mezquina. También ya conocemos el talante de Fajardo, impulsado ahora por los verdes y el Polo quien ya dijo que de ganar aumentaría la edad de pensión y por tanto se entiende su política frente a los trabajadores. Una vez más, los trabajadores no cuentan con candidaturas que expresen y defiendan sus intereses, porque el régimen corrupto y antidemocrático de Colombia impide su derecho a presentarse, sólo candidatos provenientes de quienes han tenido que sobrevivir con el salario mínimo tendrán una política consecuente que defienda los intereses de los trabajadores. Pero esta lucha por el salario en la que no podremos bajar la guardia mientras exista el capitalismo, no la lograremos en una mesa de concertación. Sin LUCHAR jamás lograremos un salario mínimo que cubra las necesidades básicas, sin movilizaciones, huelgas y tomando la calle, este espectáculo anual seguirá siendo el mismo drama para los trabajadores. La presencia de los presidentes de las centrales en la supuesta mesa, solo sirve para legitimar el proceso mediante el cual año tras año se legaliza la miseria de miles de explotados y de sus familias. La ilusión de la concertación entre los intereses de dos clases antagónicas siempre tendrá el mismo resultado: el beneficio de los patrones. En lugar de estar sentándose a negociar y regatear sobre unos pocos puntos porcentuales que no significa ni una gaseosa al día, los directivos sindicales debieran estar organizando a los trabajadores que ganan el mínimo – quienes en su mayoría no están sindicalizados- para dar la pelea como es, con la movilización articulando la lucha contra la tercerización y precarización, la estabilidad laboral y contra la persecución sindical, por el derecho de organización y huelga plenos, independientemente del tipo de contrato laboral. Para ello hay que luchar por una nueva dirección sindical realmente consecuente que se ponga a la cabeza de la lucha, organizando desde abajo un verdadero paro nacional. Partido Socialista de los Trabajadores Comité Ejecutivo Diciembre 28 de 2017 1 https://noticias.caracoltv.com/economia/datos-del-dane-vs-realidad-en-las-calles-cuanto-cuesta-la-canasta-familiar-para-un-colombiano Post Views: 5.551