Después del plebiscito, la reforma tributaria

Luego de 4 años de haber presentado su primera reforma tributaria, el gobierno del presidente Santos presentará en el mes de octubre una reforma que profundiza los cambios introducidos por la reforma del 2012: declaración de renta para los trabajadores que devenguen salarios superiores a $1’500.000, reducción de impuestos para las empresas y aumento del IVA hasta el 19%. Es importante recordar que a través de la reforma tributaria de 2012 se obligó a los asalariados a pagar el impuesto a la renta, se creó el impuesto nacional al consumo (aquel que aplica en restaurantes) y se simplificó el IVA en tres variantes; así mismo, se redujo el impuesto de renta para las empresas y se creó uno nuevo, el CREE, el cual buscaba retribuir en las universidades e instituciones del régimen subsidiado los recursos que dejaban de pagar las empresas a través del impuesto a la renta. En la reforma tributaria de 2016, según recomendaron los expertos, éste último impuesto sería completamente eliminado.

Autor: Valentín Izquierdo

Como podemos observar, esta nueva reforma es el colofón de una apuesta económica y política del presidente Santos y el ministro Cárdenas, quien en el año 2012 ya ocupaba el puesto de Ministro de Hacienda y Crédito Público, luego de que Juan Carlos Echeverry renunciara a su cargo. También queda claro que esta reforma no obedece a la disminución del precio del petróleo, pues durante el año 2012 (año de la primera reforma) el precio del barril de petróleo WTI promedió los USD 112, casi tres veces más del precio actual. Para evitar suspicacias, el gobierno viene argumentando que la reforma también es necesaria porque el sistema fiscal colombiano es complicado, promueve la evasión y porque la paz necesita de recursos que no se disponen actualmente. Las excusas son variadas y dependen del tipo de cuestionamientos que se levanten al rededor de la reforma tributaria.

Lo cierto es que ambas reformas tienen en común que buscan disminuir los impuestos a las empresas y recargar a los trabajadores de las responsabilidades del Estado. Con la frase desgastada de que mayores impuestos a las empresas frenan el crecimiento económico, el gobierno nacional beneficia a los empresarios y pone a pasar penurias a la clase trabajadora tasando productos de consumo básico con el IVA. El salario mínimo constantemente pierde su valor efectivo, pues cada día se adquieren menos productos con el mismo monto. Todos los días nos vemos obligados a reducir nuestros gastos mientras el gobierno beneficia a los empresarios reduciendo sus obligaciones impositivas.

¿Por qué el gobierno se esfuerza en reducir los impuestos a los empresarios? Una de las cualidades del capitalismo es que la renta media se reduce a medida que se extiende la producción y aumenta la competencia. Es decir, cuando un empresario abre una nueva fábrica o mejora sus procesos, él espera que sus ganancias se dupliquen, pero estas no se duplican sino que disminuyen en términos proporcionales. Conscientes de ello, los empresarios buscan que sus ganancias no se alteren ni sufran por las variaciones del mercado, para lo cual es necesario reducir los gastos de producción; en alguna medida, eliminar impuestos y bajar el precio de los salarios es la única forma de mantener las tasas de ganancias estables, pues atentar contra sus propios medios de producción (eliminando máquinas o produciendo menos) genera un efecto totalmente contrario.

Pongamos un ejemplo: Carlos Ardila Lulle tiene una pequeña fábrica de gaseosas, con una máquina que mezcla azúcar con agua. También tiene a un empleado, Juan Manuel, quien produce 10 gaseosas al día con ayuda de la maquinaria. Carlos decide comprar una nueva máquina y contratar a un nuevo empleado, esperando que la producción de 20 gaseosas al día duplique su ganancia; sin embargo, eso no sucede, razón por la cual Carlos se encuentra frente a una difícil situación: ¿cómo lograr mantener sus ganancias? No puede aumentar los precios de las gaseosas porque eso beneficiaría a su competencia. Por otro lado, si vende la máquina acaba con su pequeña empresa; además, los costos de las materias primas y del mantenimiento de la máquina se rigen por el mercado (ahora internacional), por lo cual es muy difícil alterarlos. Queda una sola alternativa: disminuir los impuestos que le obliga a pagar el Estado y reducir el salario de Juan Manuel. Cuando el Estado dice, como sucede con la reforma tributaria del 2016, que va a tasar las bebidas azucaradas, el empresario estalla en indignación, diciendo que eso afectaría a las clases más pobres, principal mercado de las bebidas gaseosas: no dice que la reforma afecta su mercado, sino que ella afecta a los compradores. Pero en la medida en que los compradores dejen de comprar sus bebidas, el empresario dejará de percibir ganancias; y esto es lo que realmente le preocupa: dejar de percibir ganancias. Todos los gobiernos velan por los intereses de la burguesía. Se preocupan por cuidar el patrimonio de los empresarios, disfrazando ese comportamiento con argumentos economicistas: que subir el salario mínimo aumenta el desempleo, que los impuestos desincentivan la inversión extranjera, que el petróleo está muy bajito, que la paz necesita recursos, que la reforma está de moda en otros países, etc. Asumen que los trabajadores, y no los empresarios, son quienes deben hacer esfuerzos para sostener de su bolsillo al Estado, a sabiendas de que las ganancias de los empresarios son suficientes para cubrir todos los déficit fiscales de los gobiernos. ¿Por qué reducirle impuestos a un empresario cuyas riquezas superan los 4.4 billones de pesos, como sucede con Carlos Ardila Lulle, el multimillonario más pobre de Colombia? ¿Por qué el gobierno se esfuerza en que la clase trabajadora asuma los costos del mantenimiento del Estado, cuando el 1%  de los colombianos poseen más del 40% de las riquezas del país?

El gobierno, en representación de la burguesía, ha definido que son los trabajadores en masa quienes deben sobrellevar la carga de un Estado que no les garantiza salud, educación ni saneamiento básico. Mientras esto sucede, los trabajadores se ven obligados a trabajar más horas para sufragar sus gastos, desmejorar su dieta y empeñarse con entidades financieras que retornan el dinero a los empresarios.

 

1.237 Comentarios