El Destino del HUV será la Unidad, la Movilización y el Paro Cívico Nacional de los de Abajo contra los de Arriba

Emperifollada, sintética, espuria, como un viejo muñeco de vitrina, la Gobernadora del Valle del Cauca Dilian Francisca Toro fue a entrevistarse con el “cacique” del Partido de la U, su partido, el Presidente Juan Manuel Santos. Era entonces el año 2015, en medio de la majestuosa recepción que el Presidente ofrecía a los dirigentes de su agremiación política en la Casa de Nariño, cuando la ‘baronesa’ de Guacarí1, Dilian Francisca Toro, dejó, de ahí en adelante, de ser Toro para volverse vaca… sagrada. No se trataba tanto de un imposible asunto de identidad de género en el reino animal, como del infame momento histórico en que la salvaje ambición de poder, la corrupción y “la rosca” lograban investir de la dudosa legitimidad institucional que necesitaba una política como Dilian Francisca cuando aún tenía, por parte de la Corte Constitucional, una investigación abierta por lavado de activos y antiguos nexos con la llamada “parapolítica”2.

Fue esa gobernadora la que, el pasado miércoles 26 de octubre, presidiendo la última Junta Directiva del Hospital Departamental “Evaristo García” (HUV), junto con el impuesto Rector de la Univalle Edgar Varela y el gerente interino del HUV Juan Carlos Corrales, tomaron la cruda decisión de implementar la ley 550, o de insolvencia económica, sin no antes echar a la calle impunemente a casi 550 trabajadores públicos nombrados y provisionales3, muchos de ellos cabeza de familia. Ese fue el triste caso de Olivia Chantré, una mujer amable de madura mirada, entre resignada e indignada que, cocinando durante 19 años a los débiles enfermos del HUV, se ganó la vida y que, sin más fuentes de trabajo, espera no pasar el hambre que con tanto esmero y amor alivió en los pacientes4.  Así como a Olivia, botaron inmisericordemente a trabajadores del área de aseo, vigilancia, servicios varios, pero también a médicos y médicos especialistas, comprometiendo de tal forma la función misional del centro asistencial.

Esta masacre laboral, que, en el contexto de las negociaciones de fin de la guerra entre las cúpulas militares de las FARC y el gobierno, es una afrenta al deseo de paz de la mayoría colombiana, no es el epilogo del fin del conflicto, sino la introducción a la guerra social que, junto con la reforma tributaria5 que sube los impuestos a los trabajadores y se los baja a los ricos acumuladores, nos quiere imponer el gobierno del “cacique” del Partido de Dilian, el presidente Juan Manuel Santos. Es apenas el inicio porque la Ley 550, o de insolvencia económica, entrega el HUV a sus acreedores para que en un plazo de 7 años lo desmiembren, lo intervengan y lo liquiden.

Además, como 16 años atrás, con la policía antidisturbios en el Hospital San Juan de Dios de Bogotá (en el gobierno de Pastrana), y como hace 10 años , con el ESMAD en el Instituto Materno Infantil (en el gobierno de Uribe), la policía estuvo desde el pasado miércoles en el HUV  para limpiar la escena del crimen, a saber: el ya descrito despido impune de casi 550 trabajadores cabezas de hogar, el cierre total o parcial de salas como onco-pediatria, la UCI de neurocirugía, el servicio de psicología o la UCI de los bebes recién nacidos, entre otros (todo esto en el gobierno de Santos y Dilian). Como podemos ver, los dirigentes del No y del Sí, peleados en las millonarias alturas por el tema de la guerra militar con la guerrilla, se unen en el atropello de la guerra social contra el pueblo. El mensaje debe ser interpretado claramente: el pueblo trabajador que el pasado 2 de octubre no voto, que anulamos el voto o que equivocadamente votaron por el No o por el Sí, debemos unirnos en las calles, en la lucha y en la movilización ya que solo estas serán la salud, la paz, el pan y el empleo del pueblo. Frente a esta difícil situación impuesta por los gobernantes regionales y nacionales de turno, las respuestas de los trabajadores y el pueblo no pueden seguir siendo aisladas, como las recientes luchas de los indígenas y campesinos por la liberación de la madre tierra, la de los camioneros por unos cuantos centavos, la de los niños wayuu contra el hambre o la de los trabajadores de la ETB, EPM o EMCALI por sus empleos y sus condiciones de trabajo.

Es por lo anterior que “las direcciones de las centrales sindicales y de las organizaciones de izquierda que dicen representar los intereses de los trabajadores y sectores populares, deben romper el pacto de apoyo al gobierno de Santos que comenzó con su reelección y continuo con la campaña del plebiscito. De lo contrario que se hagan a un lado y permitan el surgimiento de una nueva dirección y la movilización independiente de las masas” El Socialista, 705.

Mientras eso ocurre, humildemente las propuestas que hacemos, desde el Partido Socialista de los Trabajadores, para solucionar esta crisis son: 1) Continuar y profundizar las acciones colectivas ejemplares que están haciendo al interior del Hospital y en las calles los trabajadores en general y de los dos sindicatos del HUV, coordinando las acciones en asambleas de afiliados de base de las dos organizaciones sindicales. 2) llamar a los estudiantes, trabajadores y docentes de la Universidad del Valle a asambleas y movilizaciones conjuntas en defensa del HUV, como ya se ha hecho en el pasado reciente. Y 3), porque si damos una pelea solos estamos destinados a caer solos, emplazar a las centrales sindicales CUT, CGT Y CTC a que, con su capacidad de convocatoria, llamen a un Encuentro Nacional Obrero y Popular por la salud, el HUV, las reivindicaciones más sentidas de la población y la necesaria paz entre la insurgencia y el Estado, que convoque desde las regiones a un Paro Cívico Nacional con un pliego de exigencias elaborado desde las bases.

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