Colombia sí necesita el socialismo

En septiembre pasado, Gustavo Petro concedió una entrevista al periódico El País de España. En ella, además de reiterar su propuesta de un capitalismo no extractivista, y la defensa de la Constitución del 91, declaró que “Colombia no necesita socialismo”, frase que fue destacada como titular.

Autor: Francisco Cuartas

Petro ha insistido en desmarcarse de la izquierda y del socialismo, poniendo como ejemplos los regímenes que hoy se presentan como tales y que no son más que versiones distorsionadas del socialismo por el cual ha luchado la clase trabajadora.

En sus discursos, Petro se ha ubicado contra el neoliberalismo, explicando los problemas del país, como la violencia, la pobreza, la desigualdad social y el rezago económico a partir de la dominación histórica de unas élites que han ejercido violentamente el poder para garantizar su enriquecimiento rentista que actualmente se sustenta en el modelo económico extractivista. Incluso ha insistido en equiparar la economía colombiana con la de Venezuela, a partir de la dependencia de ambos países de la explotación y exportación del petróleo.

Su propuesta para modificar esta situación es superar la economía basada en el latifundio, la renta y el extractivismo, a partir de volver a lo que llama una economía productiva, es decir, un capitalismo que retome la producción nacional de bienes de consumo y de capital, la transición energética y el turismo. Y, en consecuencia, a este programa de reformas socialdemócratas al capitalismo, contrapone el socialismo expresando que “las necesidades de la sociedad colombiana no son las de construir el socialismo, sino construir democracia y paz, punto”.

El socialismo no es Cuba ni Venezuela

Históricamente se han difundido versiones distorsionadas del socialismo. Durante la existencia de la Unión Soviética y los demás estados obreros, la idea de socialismo era identificada con el estalinismo y la ausencia total de democracia obrera, se les llamaba a esos países equivocadamente el “Socialismo Real”.

En consecuencia, luego del derrumbe del Muro de Berlín y la disolución de la URSS, se impuso el discurso de que el socialismo fracasó, y aunque se mantuvieron China, Cuba y Corea del Norte bajo los regímenes estalinistas, sofocando violentamente cualquier intento de revolución política, fueron las propias burocracias quienes impusieron la restauración capitalista en esos países. Hoy, aunque gobiernen Partidos Comunistas en nombre del socialismo, son países que funcionan bajo el capitalismo.

Pero además de estos países, se ha difundido la gran mentira de que Venezuela con Chávez y luego con Maduro, han llevado el país al socialismo, cuando en realidad lo que han impuesto es un capitalismo semicolonial, rentista, parasitario y basado en el extractivismo petrolero, en el que la élite burguesa tradicional ha sido reemplazada por una nueva burguesía que se ha enriquecido con los negocios patrocinados por el gobierno y la más descarada corrupción, manteniendo intacta la propiedad privada.

¿Qué es el socialismo?

Así, históricamente se ha desdibujado y desprestigiado el verdadero socialismo teorizado por Marx y Engels. Para ellos, el capitalismo es una sociedad basada en la división de clases y la explotación de la mayoría que produce la riqueza con su trabajo por una minoría capitalista dueña de los medios de producción; y proponen dar paso a una sociedad en la que los medios de producción son propiedad de todos y la riqueza se distribuye socialmente.

Esta transición llamada socialismo es posible mediante una revolución en la que la clase trabajadora junto a los pobres, conquisten el poder e impongan un gobierno obrero y popular, basado en la democracia obrera en que las libertades culturales, sociales y políticas van de la mano con las condiciones materiales y económicas para que todos puedan gozar de ellas.

Esta revolución y la construcción del socialismo, serán posibles si se desarrollan internacionalmente, combatiendo al principal sostén del capitalismo en el mundo: el sistema imperialista. Es lo que vislumbró la Comuna de París en 1871 y concretó la Revolución Rusa en 1917 y la construcción del primer Estado Obrero bajo la conducción de Lenin y Trotsky hasta que Stalin, a la cabeza de una contrarrevolución burocrática, reversó los aspectos revolucionarios, internacionalistas y democráticos, entre otros, en el naciente estado obrero.

Colombia y el mundo necesitan el socialismo

Los crímenes del estalinismo y la inviabilidad de esa caricatura de socialismo que encarnaron, llevaron a que durante décadas se borrara de la conciencia de las masas y los sectores en lucha la perspectiva del socialismo. A cambio la promesa de un capitalismo próspero en el que la riqueza alcanzaba para el bienestar de todos.  Pero es este capitalismo triunfante que impuso bajo su faceta neoliberal los desastres actuales de miseria, desigualdad, crisis económica, crisis ambiental que tienen al mundo sumido en la degradación.

En el Paro Nacional que sacudió a Colombia durante dos meses ha mostrado de forma cruda esta contradicción: La lucha contra la crisis social, la represión y los crímenes del uribismo exacerbados por la pandemia, sólo podrá triunfar si desborda los límites en que el reformismo contiene las luchas. Sólo echando abajo este régimen de capital manchado de sangre y construyendo organismos de poder de las masas es que la clase obrera de la mano de la juventud, indígenas y campesinos sin el yugo burgués podrán reorganizar esta sociedad.

Igualmente, esta revolución es necesaria en todo el mundo. Los grandes problemas de la humanidad como la pandemia, la crisis ambiental, la miseria y opresión crecientes se sustentan en la explotación inmisericorde del capital. Sólo reorganizando la sociedad desde la raíz, dejando atrás la avaricia capitalista que la solidaridad y la cooperación podrán florecer para parar el desastre actual.

Ante la falsa disyuntiva que propone Petro entre Paz y democracia contrapuesta al socialismo, nosotros seguimos insistiendo en la disyuntiva que planteó Rosa Luxemburgo: Socialismo o Barbarie.

 

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