Carolina Garzón: 13 años de su desaparición

Homenaje desde la Escuela Juvenil Carolina Garzón

Los luchadores sociales ocupan un lugar fundamental en el movimiento histórico de la sociedad: son quienes han puesto sobre sus hombros –con grados variables de compromiso, métodos y resultados– la responsabilidad de evitar la decadencia y el declive de la especie humana, en el lugar y el tiempo específico en el que estos luchadores y luchadoras viven.

Hemos llamado a nuestra escuela, de formación política marxista, Escuela Juvenil Carolina Garzón, en homenaje a una joven luchadora que puso sobre sus hombros, precisamente, la labor de hacer prosperar a la juventud y a la clase trabajadora, con el más alto grado de compromiso y la más fuerte rectitud en sus métodos de lucha.

Desde esta escuela, queremos rendir un homenaje a la ferviente luchadora que ha sido Carolina, dirigente estudiantil de la Universidad Distrital de Colombia, activista de la Mesa Amplia Nacional Estudiantil (MANE), periodista para el medio de comunicación El Macarenazo, militante del Partido Socialista de los Trabajadores y de la Liga Internacional de los Trabajadores –Cuarta Internacional, quien cumple, este 28 de abril, 13 años de desaparecida.

El presente artículo, que se escribe como homenaje, y la propia escuela también, tienen como propósito mantener viva la memoria de Carolina y la lucha por encontrarla; una lucha que no desfallece a pesar del contexto en el cual se ha librado y sobre el cual queremos contarle al lector, a continuación.

La desaparición de un familiar, de una camarada, de un ser querido, es un suceso marcado por una contradicción especial. En este caso, la madre de Carolina, Alix Mery Ardila Pasos, su hermana Lina Garzón, su familia y los camaradas del PST, nos batimos entre el dolor y el coraje por respuestas, por encontrar a Carolina.

Esta lucha no se ha librado, no obstante, exenta de cuantas dificultades han podido poner, deliberadamente, los Estados de Ecuador y Colombia. En palabras de la propia madre de Carolina: “Desde ese día [28 de abril de 2012] hemos sido testigos de la ineficacia estatal, de violaciones continuas a la debida diligencia, de la falta de especialización a fiscales y policías para la búsqueda de desaparecidos, de la ausencia de trato reparador para las víctimas, del desprecio con el que varios funcionarios tratan nuestro dolor”.

De hecho, las respuestas pronunciadas, desde la más absoluta negligencia por parte de los funcionarios, la revictimizan, alegan con incompetencia y descaro que la desaparición de Carolina se debió a su “estilo de vida” y a sus “opciones políticas” (ser socialista y defensora de los derechos humanos), las cuales “no eran las de una chica normal”; ¡normal!

Tanto el Estado colombiano como ecuatoriano han maniobrado para entorpecer un proceso de investigación del cual tienen que hacerse cargo y el cual, desde siempre, ha sido, intencionalmente, absolutamente infructífero. Ejemplo de ello fue el “extravío” de objetos personales de Carolina y que suponen pruebas clave en dicha investigación. Otro ejemplo son las hipótesis absolutamente injustificadas, dislocadas de la realidad, incoherentes y carentes de evidencia, meras suposiciones sobre lo que habría sucedido con Carolina: respuestas dadas por un incompetente para hacer creer que ya ha hecho su trabajo.

Tres, son los conceptos que podemos usar para describir el actuar del Estado de Colombia, Ecuador y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos: ineficacia, corrupción e impunidad.

Mantener viva la memoria de quien ha sido Carolina

Por eso, hoy continuamos con nuestra labor de mantener viva la memoria de quien ha sido Carolina, para mantener viva la labor de formar líderes revolucionarios capaces de soportar en sus hombros el orgulloso peso de transformar la historia, al tiempo que exigimos que se cumplan con los acuerdos pactados para la investigación del paradero de Carolina.

Nuestra escuela lleva el nombre de nuestra camarada como una manera de continuar con sus sueños, con su militancia, con su proyecto de vida. Entre los más diversos objetivos de vida que los seres humanos puedan plantearse, Carolina adoptó como suyos los objetivos de los revolucionarios cuyos rostros, palabras y acciones han quedado impresos en las páginas de la convulsa historia humana: los más altos, dignos y admirables objetivos envuelven la imagen de Carolina y el rostro orgulloso que ostentamos desde nuestras banderas.

Hacemos un llamado a la los directivos de la Universidad Distrital para que le otorgue a Carolina un grado simbólico, un reconocimiento especial irrevocable, no solo como estudiante sino como luchadora social, en el marco de los reconocimientos que se han otorgado a los estudiantes desaparecidos. De tal manera que Carolina sea considerada una profesional, como ha sido su anhelo.

Exigimos justicia

Seguiremos exigiendo celeridad en la investigación, la capacitación de fiscales y policías, el aumento de esfuerzos, de presupuesto y la colaboración de todos los organismos que, bien sabemos, están en absoluta capacidad para rastrear no solo a Carolina, sino a los culpables de que no hayamos podido verla en 13 años. Exigimos justicia, no solo contra aquellos que nos han alejado tanto tiempo de Carolina, sino contra aquellos que han entorpecido el proceso y se han opuesto a dar con nuestra compañera, porque saben que buscamos a la mujer, a la hija, a la nieta, familiar, amiga, compañera, estudiante, artista, pero saben que buscamos, también, a la militante, a la revolucionaria, a la socialista, a una compañera que organizará, junto con su partido, la anhelada revolución socialista.

Escuela Juvenil Carolina Garzón

 

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