Mujer, Programa contra la violencia machista, Sindical Especial #8M: La mujer trabajadora en Cartagena Publicado por: Editor Central el 6 marzo, 2025 Más en Mujer: Editorial #8M No lloramos por estatuas, lloramos y luchamos por las desaparecidas y las muertas, si es preciso que todo caiga, que todo arda 12 marzo, 2025 Especial #8M: ¡Contra la violencia machista y por nuestros derechos, luchar para derrotar a la burguesía y la ultraderecha mundial! 6 marzo, 2025 Especial #8M: El origen del 8 de marzo 4 marzo, 2025 La mujer trabajadora cartagenera enfrenta una serie de desafíos que están profundamente enraizados en estructuras socioeconómicas y culturales. Aunque Cartagena es una ciudad rica en historia, cultura y turismo, las mujeres de sectores populares luchan contra problemáticas relacionadas con la desigualdad de clase y género, así como con el racismo. La perspectiva de clase permite entender cómo las desigualdades económicas afectan de manera diferenciada a las mujeres, limitando sus posibilidades de desarrollo y generando una brecha entre las trabajadoras de sectores informales y formales, en especial en contextos urbanos segregados. Uno de los principales retos que enfrentan las mujeres trabajadoras de Cartagena es la desigualdad económica, pese a las ganancias que generan el turismo, el puerto y la industria, una gran parte de la población cartagenera vive en condiciones de pobreza, especialmente las mujeres de las periferias que enfrentan una doble carga: la desigualdad de género y la de clase, lo que contrasta con la riqueza de la élite. Realidad agravada por falta de acceso a una educación de calidad, a servicios de salud adecuados, a oportunidades laborales dignas y la sobrecarga de trabajo doméstico, son solo algunas de las características que definen la vida de la mujer trabajadora en Cartagena. En estos contextos, las mujeres se ven forzadas a desempeñar empleos informales, mal remunerados y sin estabilidad, como en el sector de la venta ambulante, el trabajo doméstico, el turismo y el servicio, donde las condiciones laborales son precarias y sin garantías de derechos. El sector informal, el cual, a pesar de ser una fuente importante de ingresos para muchas familias, está marcado por la inseguridad laboral y la explotación. Las trabajadoras en la informalidad, como las vendedoras ambulantes, las trabajadoras domésticas y las mujeres en el servicio, carecen de prestaciones sociales, estabilidad en el empleo y acceso a los derechos laborales básicos. Estas trabajadoras a menudo enfrentan jornadas laborales extensas y salarios bajos, lo que las coloca en una situación de vulnerabilidad, con un alto nivel de dependencia económica de sus parejas, lo que limita aún más su autonomía y capacidad de negociación, haciéndolas blanco fácil de la violencia machista. Así mismo, las mujeres cartageneras experimentamos desigualdad salarial respecto a los hombres, especialmente aquellas que pertenecen a clases populares. En sectores como el turismo, la gastronomía y la hotelería, las mujeres suelen desempeñar trabajos de bajo nivel como camareras, limpiadoras o vendedoras, con menos posibilidades de ascender a puestos de liderazgo o mejor salario en comparación con los hombres. En cuando al sector industrial, las mujeres en Cartagena, laboran fundamentalmente para la industria alimenticia, en empresas dedicadas al proceso de alimentos para el consumo humano y/o animal. En estas empresas el perfil de las obreras debe ser de madres cabeza de familia, ojalá sin compañero, con varios hijos, y de los barrios más vulnerables de Cartagena, para poderlas explotar y someterlas a condiciones inhumanas, donde se ganan el pírrico salario mínimo, como sucede en empresa como Newrest, donde varias fueron despedidas por organizarse sindicalmente. O en Sodexo, donde la empresa les quita el transporte al sitio de trabajo en la zona industrial, o en Delipostres donde después de muchos años de explotarlas fueron despedidas sin ninguna justificación. La joya de la corona es la empresa Seatech (atún Van Camps) que desconoce los derechos sindicales y laborales de sus obreras, las que fueron sometidas a extenuantes jornadas laborales, y hoy sufren persecución gracias a que decidieron organizarse y luchar. Por otro lado, la sobrecarga del trabajo doméstico es otro factor clave que incide en la vida de la mujer trabajadora cartagenera. Teniendo en cuenta que a pesar de su participación en el mercado laboral, las mujeres siguen siendo las principales responsables del cuidado del hogar, de los niños, ancianos y enfermos, lo cual limita su tiempo y energía para acceder a mejores oportunidades laborales. Las trabajadoras que carecen de acceso a servicios de cuidado infantil o de apoyo familiar, se ven obligadas a realizar estas tareas sin ningún tipo de compensación económica, lo que refuerza su dependencia económica de sus parejas. Las condiciones particulares asociadas al género que vivencian las mujeres relacionadas al trabajo precario y la falta de protección social, también aumentan su vulnerabilidad a la violencia laboral y al acoso sexual en los puestos de trabajo. Las trabajadoras que desempeñan sus labores en espacios informales, como mercados, calles o casas de familias, están expuestas a abusos sin contar con mecanismos efectivos de denuncia. La falta de políticas de protección laboral para las trabajadoras informales y el temor a perder el empleo suelen llevar a las mujeres a tolerar situaciones de abuso. El acoso sexual es una de las formas más frecuentes de violencia en el trabajo, especialmente en sectores como el turismo y el servicio doméstico. Los retos que enfrenta la mujer cartagenera no se limitan al escenario laboral y doméstico. Si se analizan otros ámbitos como: la participación política en espacios de toma de decisiones, es otro desafío para la mujer trabajadora cartagenera quienes enfrentan mayores dificultades en los espacios de poder. En Cartagena, las políticas públicas que afectan directamente a la mujer trabajadora a menudo son formuladas sin una inclusión adecuada de sus perspectivas. Las mujeres pobres carecen de una voz fuerte en los procesos políticos, lo que limita su capacidad para influir en políticas laborales y sociales que podrían mejorar sus condiciones de vida. A menudo, la educación de las mujeres se ve interrumpida por la necesidad de trabajar desde temprana edad o por las responsabilidades y roles de género relacionados al cuidado del hogar. Esto limita su posibilidad de acceder a empleos bien remunerados y perpetúa el ciclo de pobreza. En conclusión, las mujeres trabajadoras la ciudad de Cartagena enfrentan una realidad compleja marcada por la desigualdad social, de género y de acceso limitado a oportunidades. El trabajo informal, las brechas salariales, la violencia laboral, la sobrecarga de trabajo doméstico y la falta de acceso a la educación y la formación profesional son algunos de los principales obstáculos que limitan su desarrollo personal y económico. Para abordar estas problemáticas, es necesario organizarse y disponernos a luchar por nuestros derechos, contra la desigualdad, por la inclusión laboral, etc.; Siguiendo el ejemplo de las compañeras de Seatech, organizadas en Ustrial que diariamente combaten al machismo y a la explotación, ese es el camino. Odalid Florez, trabajadora del atún Post Views: 1.624