Colombia, Opinión Hidroituango: El Cauca es de nuestros hijos y nietos Publicado por: Administrador el 5 marzo, 2019 Más en Colombia: #21N: reivindicar el camino de la lucha y retomar los objetivos del estallido social 20 noviembre, 2024 Editorial: Inundados y con sed 15 noviembre, 2024 Ante la crisis fiscal, ¡NO al pago de la deuda externa! 6 noviembre, 2024 La dimensión de haber secado el Río Cauca, es absolutamente dramática por los efectos que son mostrados por los medios de comunicación, y por las acciones tardías e inocuas de la ANLA y los entes de control sobre la Obra y su constructor en manos de EPM. Para los trabajadores y los campesinos que viven a las riberas de ríos tan caudalosos como el Cauca o el Magdalena, son escandalosas y generan absoluto rechazo cada una de las declaraciones del gobierno Duque, del gobernador Luis Pérez y el alcalde de Medellín Federico Gutiérrez, que solo encubren la barbarie del capital internacional, que gana con la represa o con su fracaso. Autor: Hipollito e Itza. La realidad es que se encubre un desfalco a los recursos públicos, producto de la improvisación técnica, la entrega de diseños sin ninguna evaluación de impactos humanos, geológicos y ambientales. Igualmente su permanente modificación en beneficio de la rentabilidad que se debe reportar a los inversores, los bancos (BID, BM) y los contratistas (Construcoes e Comercio Camargo Correa S.A., y las colombianas Constructora Conconcreto S.A. y Coninsa Ramón H. S.A, Sainc Ingenieros y Ferrovial Agroman que construyó los túneles de desviación del río Cauca). Esta ecuación capitalista, es la que expresa la concepción de explotación de recursos naturales y su entrega a las empresas privadas y las multinacionales; donde el control y supervisión estatal es de simple notariado, producto de la subordinación de las leyes y contraloría a la ganancia de los inversores, sobre cualquier cálculo de desarrollo social. El discurso electoral de los partidos políticos que se benefician de la grandilocuencia de las obras y ofrecen a la población campesina un “futuro de prosperidad y comodidades”, hoy se diluye inevitablemente, por lo que se prolonga el desempleo y la incertidumbre, se les imponen reparaciones que no cubren lo mínimo para sobrevivir con sus familias en las ciudades a las que se ven desplazados. No podemos nombrar la enorme cantidad de masacres que precedieron las obras desde 2008, que provocaron el desplazamiento de las poblaciones de Ituango, ni olvidar que fue bajo la Gobernación de Álvaro Uribe y Alfredo Ramos que se dio la mayor premura para iniciar las obras, pero fue durante el Gobierno de Álvaro Uribe donde se definieron los diseños y contratos que comprometían 11 billones de pesos. Igual responsabilidad descansar en la alcaldía y gobernación de Sergio Fajardo. La factura de servicios aumentará. El negocio de la energía es un monopolio que hoy está privatizado en manos de los transportadores (Isagen – BRE Colombia Hydro Investments Ltd. Y ISA), que definen las tarifas y viven de expoliar en las facturas los salarios de millones de colombianos. El proyecto eléctrico de Hidroituango es 90% inversión con dineros públicos, pero los que distribuyen la energía son los que obtienen el 100% de las ganancias, pues no asumen riesgos y son sus accionistas los que obtienen ganancias en sequía o invierno. Hoy nos amenazan con un aumento de las tarifas eléctricas, producto del aplazamiento a 2021 para que Hidroituango genere energía, bajo el discurso de que la demanda sobrepasa la oferta, pero si Hidroituango ya estuviera en operación entonces se inventarían nuevas razones, que el fenómeno del niño, la niña, los bajos precios del petróleo, la violencia o la crisis de inversión. Solo basta mirar el desfalco de Electricaribe, que se embolsa 1.5 billones anuales de subsidios, para un servicio que no es continuo ni eficiente. Sin duda el gobierno descargará en las tarifas eléctricas los retrasos de Hidroituango y las fallas de los servicios cuando se alargue el verano. Las soluciones solo vendrán de la lucha social Hoy la crisis capitalista mundial agudiza un escenario de ahogamiento social, de precarización , de estancamiento del desarrollo económico, y crecientes desastres como lo sucedido recientemente en Brasil con la minera VALE. La burguesía sólo invierte sus capitales en las ramas más dinámicas de crecimiento como: la energía eléctrica, el petróleo, la minería y la agroindustria, donde las bolsas del mundo se saturan de ganancias diarias, mientras los países que proveen estos recursos, asumen la destrucción de selvas y ríos, de vidas humanas pues destrozan poblados de campesinos o resguardos indígenas, solo para beneficiar al 20% de la población de los países más desarrollados. Ya el cambio climático es una factura que pagamos a costa de perder el hábitat de poblaciones costeras, de pérdida de bosques, de hacinamiento urbano, y sacrificio de los recursos forestales e hídricos que pertenecen a nuestros hijos y nietos. La intervención de esta tragedia, no puede reducirse a diagnósticos de las fallas técnicas en las cavernas de las montañas. Se debe emprender ya una movilización que defienda la vida alrededor de los ríos y la existencia de los ríos de Colombia. Por tanto El Polo, Partido Verde, Colombia Humana, Farc, deben radicar una ley de protección social y ambiental alrededor de los ríos y selvas de Colombia, donde el capital multinacional debe asumir un impuesto de afectación ambiental, transferir a las comunidades el 50% de las ganancias y reparar el 100% de los daños ambientales y sociales. Tal ley debe aplicarse a las empresas que han intervenido en los últimos 20 años, so pena de expropiación en caso de dilatar los controles y exigencias de las comunidades. Tal ley requeriría un congreso consciente de la voracidad del capital imperialista, y que es la única forma de frenar el saqueo de nuestros recursos. El gobierno Duque debe declarar calamidad pública en toda la zona afectada por Hidroituango sobre el Río Cauca, destinando recursos para indemnizar las víctimas de despojo y desplazamiento por la intervención física de las obras y en la región del nordeste Antioqueño, los departamentos de Córdoba Sucre y Bolívar. Así como es urgente la construcción de nuevos asentamientos que responda a la seguridad de los pueblos ribereños del cauca, afectados por riesgo de crecientes súbitas o deterioro ambiental que afecte las economías locales. Lo cierto es que solo confiamos en la lucha masiva de los campesinos y de los trabajadores para enfrentar la calamidad del capitalismo, no podemos esperar que del congreso de forajidos burgueses, ni del gobierno reaccionario de Duque, florezcan soluciones y un manejo democrático de una crisis que si bien hoy la vivimos, será la herencia para nuestros hijos y nietos. Desde los bancos internacionales se diseñan las miserias de nuestros pueblos, pero solo desde nuestra determinación de lucha se forjarán las organizaciones obreras y populares revolucionarias que disputarán el gobierno a los capitalistas, asumiendo la planificación de los recursos naturales y orientando el desarrollo y la industria en beneficio de la sociedad y no de un puñado de accionistas de Wall Street. Salvar el planeta del capitalismo es la única alternativa para asegurar un futuro que no está perdido si actuamos hoy contra el dominio de las multinacionales y la banca, desarrollando la movilización más decidida y organizándonos bajo un gobierno obrero y socialista. Ya el sofisma de desarrollo bajo el capitalismo ha terminado, sí hay un futuro y es el del control de la sociedad por los trabajadores. No todo está perdido, pero es necesario parar ya este orden depredador y conservar los ritmos del ecosistema para la preservación futura de nietos e hijos. Post Views: 1.010