La crisis de los medicamentos

Por: María

La crisis de los medicamentos, que ha venido siendo instrumentalizada por la oposición de derecha en su campaña de desgaste del Gobierno de Petro, en realidad es vieja y tiene varios componentes, todos relacionados con el modo de producción capitalista y sus contradicciones como la anarquía de la producción y el mercado como rector de la misma.

El Gobierno y la Supersalud han denunciado que detrás de las largas filas en los dispensarios, atribuidas cínicamente por las EPS y las gestoras farmacéuticas al gobierno de turno, con el objetivo de sabotear el proyecto de reforma a la salud, lo que hay es acaparamiento y una especie de lockout patronal. Petro dice que las EPS y las farmacéuticas acaparan los medicamentos y niegan su entrega para tumbar al gobierno y preparar un golpe de Estado. ¿Qué hay de cierto en eso?

En realidad, la burguesía parece mucho más interesada en hacer campaña electoral que en un golpe.  Además, detrás de una persona que no recibe su medicamento hay un entramado de diferentes factores, dentro de los cuales el acaparamiento con fines políticos o lockout patronal es solo uno.

¿Cómo funciona actualmente la producción, distribución y entrega de los medicamentos?

Debemos recordar que en el funcionamiento del sistema de salud, descrito en https://www.magazine.pstcolombia.org/2023/01/el-sistema-de-salud-que-tenemos-el-que-propone-el-nuevo-gobierno-y-el-que-necesitamos/,  la negación de servicios, tecnologías y medicamentos por los cuales ya el Estado ha pagado por adelantado mediante la UPC, es una de las formas mediante las cuales las EPS e intermediarios  obtienen su ganancia. Decir que no hay, y que venga otro día, realizar entregas incompletas, exigir códigos, cambios de la fórmula por infinidad de motivos, copias ampliadas, y largas filas,  entre otras tácticas, son mecanismos disuasorios para que los usuarios desistan de reclamar su medicamento, consiguiendo ahorro y ganancias. Esta descripción la puede confirmar cualquier usuario del sistema de salud, así como puede confirmar que no es una situación precisamente reciente.

A nivel nacional, el Estado gira a la EPS lo correspondiente a la atención de los afiliados; de ahí la EPS gira al “gestor farmacéutico”, que es un intermediario adicional, que es quien le gira al laboratorio o productor. Este modelo, lleno de intermediarios, incrementa hasta en el 65% los costos, según cálculos del mismo gobierno.

Las gestoras farmacéuticas que han ido tendiendo al monopolio, y que tienen convenio con varias EPS, optan por entregar medicamento “al que les pague”, castigando a los afiliados de las EPS que les deben, como una forma de presión.

El acaparamiento existe, pero no es el único problema

Ante esta situación crónica que se agrava por motivos políticos, y los escándalos mediáticos, el Gobierno interviene a través de la Supersalud, y opta por realizar visitas a las sedes de Audifarma, que es la gestora con más quejas que afecta a los afiliados de nueva EPS, principalmente. Se comprobó que Audifarma acaparaba la insulina y los pañales, entre otros productos. Es decir, es cierto que estos “empresarios” son criminales acaparadores. Pero a esto se suman los costos elevados o sobrecostos, la falta de transparencia en las contrataciones, la deuda de las EPS y las prácticas sistemáticas de negación del servicio señaladas anteriormente.

Pero, los mercaderes no solo acaparan de manera criminal en sus bodegas, sino que dejan de producir, o producen de manera errática, múltiples medicamentos con criterios del mercado. Por lo tanto, negar que el sistema sí tiene problemas de abastecimiento y no solo de distribución, es mentir.

Desabastecimiento y producción anárquica

La preocupación por el desabastecimiento nacional de medicamentos vitales lleva varios años entre los profesionales e IPS, quienes vienen reportando la escasez y en algunos casos el desabastecimiento total de moléculas. Este ha sido el caso de la Inmunoglobulina Anti D necesaria para evitar complicaciones y muerte de bebés de próximos embarazos en mujeres RH negativo que fue faltante hace unos años; en el 2018 las asociaciones reportaron como desabastecido el sulfato de magnesio, este medicamento es utilizado –sin que haya alternativas conocidas– para el manejo de pacientes con preeclampsia y eclampsia que están entre las primeras causas de muerte materna en Colombia y el mundo; estos dos ya están disponibles, pero la situación no terminó ahí.

En mayo de 2024, Fepasde, asociación de anestesiólogos del país, reportó el desabastecimiento de varios anestésicos como la bupivacaína pesada, medicamento para la anestesia regional, así como la atropina y la dobutamina, importantes en reanimación, la nitroglicerina que se usa en el tratamiento del infarto y la hipertensión severa, el metotrexato que se usa para el cáncer y otras enfermedades. Otros medicamentos desabastecidos han sido: progesterona de 5 mg, hidralazina y nifedipina de 10 mg, ambos de uso en atención materna, pero la lista es larga, al momento de escribir este material, nos informan que está desabastecido el enalapril de 20 mg.

Mención aparte merecen los hormonales femeninos, anticonceptivos, terapia de reemplazo hormonal para la menopausia y diferentes medicamentos para las mujeres, permanecen desabastecidos; algunos van y vienen y otros sencillamente dejan de producirse, obligando a las usuarias a cambiar constantemente de marca e incluso interrumpir su medicación, con el riesgo de aumentar los efectos adversos, como embarazos no deseados y otras situaciones. El tema de los hormonales femeninos se agravó tanto, luego de la regulación de precios del exministro Gaviria, como durante la pandemia; actualmente el mercado es fluctuante.

Esta situación es de conocimiento del INVIMA, las secretarías y el ministerio de Salud, y se ha venido agravando progresivamente; cuando llega un medicamento se acaba otro, y los médicos colombianos se ven obligados a atender a las personas sin contar con medicamentos que, como es el caso de la atropina, pueden ser vitales, incluso en su página se puede encontrar la lista con actualizaciones constantes de medicamentos desabastecidos, en riesgo y en monitoreo.

Es preocupante la lista creciente de medicamentos desabastecidos o en riesgo de desabastecimiento sin que se logren dar soluciones de fondo. Como queda claro, varios de ellos son indispensables para evitar la morbimortalidad materna y perinatal, uno de los indicadores más sensibles de justicia y de desarrollo humano.

El problema es el sistema de producción capitalista

Una de las características del sistema capitalista en su fase imperialista es la tendencia al monopolio, la quiebra de los pequeños y el acaparamiento del mercado por unos pocos que ya no compiten prestando un buen servicio, y tienen prácticas empresariales dudosas, incluso en términos de la justicia burguesa. Esto es lo que sucede con las EPS y las farmacéuticas.

Por otro lado, en el sistema capitalista la producción no es socialmente planificada, sino anárquica. Por eso, los medicamentos desabastecidos no son los más costosos, sino los más económicos de producir, que dejan un margen de ganancia más estrecho. La industria farmacéutica produce miles de productos estéticos, y productos innecesarios y suntuosos, e invierte en la producción y desarrollo de tecnologías costosas, al igual que sucede con todo tipo de mercancías, una enorme cantidad se desperdicia y se desecha, es lo que se conoce como superproducción. Al tiempo que definen por razones meramente financieras, dejar de producir los medicamentos más esenciales de la atención médica. Como se trata de privados, estas decisiones no tienen ningún control, ni hay forma de obligarlos a producir ciertas mercancías.

¿Cuál es la solución?

Como el problema es el capitalismo, la solución es un modo de producción social diferente, donde la producción sea planificada y al servicio de la humanidad, donde se garantice la producción de las mercancías que se necesitan. Ese modo de producción es el socialismo. Sin embargo, entretanto, en el marco del capitalismo, es necesario exigir medidas a un Gobierno que se dice progresista y humanista.

Debemos exigir al gobierno nacional, y a las demás autoridades como Minsalud, Invima y Supersalud, que tomen las medidas necesarias para proveer todos los medicamentos vitales desabastecidos o en riesgo de estarlo, que incluyan la producción por parte del Estado o la importación de los mismos.

No solo es evitar la intermediación, que es un paso importante, pero insuficiente, debemos poder producir los medicamentos vitales y vacunas, lo que pasa por la estatización de la industria farmacéutica con fortalecimiento de la investigación, producción nacional regulada por el Estado y acorde con las necesidades de la sociedad, con base en criterios científicos, e incluso, de ser necesario, la ruptura de las patentes, y organizar la distribución a través del sistema público con veeduría obrera y popular permanente.

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