Editorial: Ante la trampa del progresismo, reorganizar la lucha

El año 2025 marca el comienzo abierto de la campaña electoral por la presidencia. El gobierno Petro y los principales dirigentes del Pacto Histórico se apresuran a presentar un balance pormenorizado de lo que ellos consideran sus grandes logros: principalmente un listado de medidas aisladas de corte asistencialista y de fomento al “emprendimiento” que expresan la esencia del carácter limitado y reaccionario del utópico programa de capitalismo con rostro humano que se pretende presentar como la solución última a las desigualdades, injusticias y penurias que soportamos los trabajadores, y los oprimidos.

La crisis en el Catatumbo alimentada por una combinación de los factores estructurales del desarrollo depredador del capitalismo en el país, el fracaso de los movimientos guerrilleros cuyo aislamiento de las masas los han convertido en estructuras armadas ligadas al narcotráfico, y al fracaso de la política de paz total e es respondida con la militarización de la región y las ayudas temporales a la población como parte de sus decretos de conmoción interior. Estos no solo son paliativos temporales que no atacan las causas profundas de la crisis y por tanto, la postergan en el tiempo, sino que también reflejan la sin salida de los graves problemas del país a la que lleva su nefasta política de conciliación de clases con la burguesía colombiana.

De otra parte, el ascenso de Trump a la presidencia de los EE. UU. y el ulterior ataque a los inmigrantes latinos, con redadas y deportaciones en condiciones denigrantes, junto con el genocidio perpetrado por el sionismo contra el pueblo palestino que a pesar del cese al fuego aún continúa, han puesto nuevamente a la orden del día la urgencia de renovar la lucha antiimperialista en todo el mundo. Petro, así como se ha opuesto – al menos de palabra- al genocidio en Gaza, también enfrentó a Trump exigiendo que los connacionales deportados fueran tratados dignamente, un gesto correcto, aunque insuficiente ya que no ataca las causas últimas de la dominación imperialista en nuestro país y en general en toda América Latina, la que Trump, cual emperador, aspira a someter aún más, bajo los dictados de su plan de reconquista del mundo denominado eufemísticamente “América Primero”. De esta perspectiva es sintomática la visita de su emisario Marco Rubio a Panamá y Venezuela, en la que no solo se evidencian las nuevas exigencias de Washington a los países latinoamericanos, sino también la actitud lacaya y sumisa de sus gobiernos burgueses, incluso de los llamados “progresistas”.

En el plano nacional, el gobierno Petro no ha logrado materializar las principales reformas que ha presentado en el Congreso, como la de la salud, que a pesar de no cuestionar ni el sistema capitalista colombiano ni el régimen autoritario sobre el que se sustenta, se chocan con la férrea negativa de los partidos de la burguesía que no está dispuesta a hacer concesiones por mínimas que sean.  A la inseguridad, y las necesidades insatisfechas, se suma como otro síntoma de la crisis social, una ola escalofriante de violencia machista, hasta ahora las medidas no son efectivas, ni se destinan presupuestos para combatir este flagelo. El desempleo, la pobreza y los efectos del conflicto armado, se ciernen de manera brutal en especial sobre las mujeres.

Petro y el Pacto Histórico se abocan a una campaña propagandística en la que buscarán convencernos de que las supuestas reformas del cambio van por buen camino y junto con todo los partidos y movimientos denominados de izquierda, nos plantearán que lo correcto será endosarles el voto por cuatro años más. Nada se nos dice de las exigencias planteadas por las masas de trabajadores, jóvenes y pobladores empobrecidos de las grandes ciudades en los paros de 2019 y 2021, las cuáles, seguramente a su parecer, encontrarán solución en un futuro indeterminado cuando alcancemos un desarrollo capitalista armónico y democrático para todos. Tal es el proyecto utópico y reaccionario al que nos invitan a dar nuestro apoyo. Y sus grandes logros son tan limitados, que el mismo Petro reconoce se incumplieron hasta ahora 146 de 195 promesas.

Las limitaciones del proyecto progresista, impuestas por su política de gobernar con sectores de la burguesía, quedaron más que desnudas frente a todo el país durante el Consejo de Ministros televisado del pasado 4 de febrero, y la posterior crisis ministerial. La falta de ejecución se sumó a las tensiones naturales que genera gobernar para dos clases sociales antagónicas, los representantes de la burguesía terminan aislando, y dejando en segundo plano a quienes vienen de la clase trabajadora y los sectores oprimidos incluso si se trata de la propia vicepresidenta. Los tres años del gobierno de Petro, nos demuestran que a través de los mecanismos formales de la democracia burguesa y sus instituciones corruptas, como el Congreso y las Cortes, los oprimidos no encontraremos la solución a nuestros problemas más urgentes, mucho menos confiando en mesías o caudillos. La mejor alternativa para la clase trabajadora y el pueblo en general, es confiar en sus propias fuerzas, en su capacidad de lucha y organización, al servicio de la cual nos ponemos.

 

Por eso, saludamos la jornada de protesta de los inmigrantes latinos en EE. UU. realizada el lunes 3 de febrero, así como las grandes movilizaciones que se viven en Argentina y Alemania contras las iniciativas de la ultraderecha y el imperialismo, es la línea correcta para enfrentar las medidas autoritarias y xenófobas de Trump y sus aliados, expresión del carácter reaccionario y de violación de las libertades democráticas en el país que se autoproclama el defensor de la libertad y cuyo desarrollo económico se ha basado principalmente en la explotación de los inmigrantes y la expoliación de sus semicolonias. Llamamos a los trabajadores, campesinos, indígenas, afros, mujeres y jóvenes a retomar la lucha por la realización de los cambios que se requieren para garantizar condiciones de vida digna para todos, tanto en las ciudades como en el campo, a través de la movilización masiva independiente y unificada. Aprovechemos el 8 de marzo, para salir a las calles en el día internacional de la mujer trabajadora.

 

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