Exijamos ya un plan de Emergencia Nacional Contra la Violencia Machista

#EmergenciaNacionalContralasViolenciasMachistas

#CampañaNacionalContraelFeminicidio

 

Por: Comisión de la Mujer PST

 

Al tiempo que crecen los contagios y muertes por COVID 19, la otra pandemia no da tregua. Diciembre y enero han sido meses macabros para las mujeres y las niñas, los niveles de violencia y sevicia han alcanzado límites insoportables. Una mujer fue lanzada de un noveno piso por su expareja, una fue lanzada al río, y al menos tres niñas (Lynda Michelle, Maira y María Ángel) fueron raptadas y asesinadas brutalmente. En la mayoría de los casos han sido sus propias familias las que han tenido que buscar y encontrar el cuerpo, así como adelantar la investigación incluyendo infiltrarse entre los criminales ante la desidia y la negligencia de las autoridades colombianas. A 20 días del 2021, al menos20 mujeres y niñas han sido víctimas de feminicidio, varias eran mujeres trans. Pero el asesinato culminado es solo la cara más amarga y evidente de una epidemia que abarca todos los espacios de la vida, la violencia sexual, psicológica y las agresiones en general existen mucho antes de ser letales, frecuentemente han sido denunciadas previamente sin que se hayan tomado las medidas suficientes.

En 2019 decíamos que “no se trata simplemente de enumerarlas y de contar sus trágicas historias, para lamentarse y seguir exigiendo investigaciones y condenas sobre hechos ya consumados. En las páginas de El Socialista hemos dado cuenta de la cuestión de la mujer como un problema indivisible del problema de clase, del problema de la explotación capitalista y de la necesidad de la unidad de toda la clase trabajadora por un programa de clase contra la violencia machista… La causa de los feminicidios, los ataques con ácido y las violaciones, así como la naturalización de los mismos no es un ataque repentino de locura aislado del resto de la sociedad, se trata de sujetos que aprendieron muy bien la lección de que la mujer con la que conviven es SU MUJER, por lo tanto, disponen de ella a su parecer, no es casualidad que en la enorme mayoría de los casos el agresor es la pareja o expareja de la víctima; otros hombres como los violadores seriales creen que no solo una sino todas las mujeres les pertenecen.”[1]

Desde el inicio de la pandemia varias organizaciones alertamos de esta situación, incluso la ONU ha solicitado a los gobiernos tomar medidas de emergencia. Pero las medidas han sido pocas, limitadas y desfinanciadas. Las líneas de atención de emergencias por violencia machista están saturadas, y muchas veces sus competencias limitadas por trámites burocráticos y largos procesos revictimizantes, las propias trabajadoras de estas líneas se quejan de afectación a su salud mental ante la angustia y la frustración de poder hacer mayor cosa para proteger las víctimas. No existe un verdadero plan de prevención que incluya la descosificación de las mujeres en la educación y los medios, y los más importante, no existen medidas para disminuir la dependencia económica de las mujeres para que tengan la posibilidad de escapar de sus agresores, al contrario durante la pandemia el desempleo femenino pasó de 17 al 25%, y la brecha salarial aumentó al 30%.

En materia del derecho a la justicia tampoco estamos mejor. La realidad es que no existe la voluntad política para priorizar la investigación de los casos de violencia machista, no existe humanización o sensibilización de los funcionarios, permitiendo que sucedan casos como el de Lynda Michelle cuyo cuerpo estuvo un mes en Medicina Legal mientras su madre la buscaba. En el caso de Paola en Medellín fue su familia la que organizó la búsqueda río abajo. En muchas ocasiones los responsables son liberados por errores en el proceso de captura, en los casos de violencia sexual, las víctimas siguen siendo juzgadas y estigmatizadas.

Es verdad que mientras vivamos en el mundo capitalista, la emancipación completa de las mujeres no se podrá conseguir, pero no es excusa para no luchar ahora para cambiar las cosas. Hay que operar un gran cambio cultural y social, hay que luchar en las calles por los derechos de las mujeres y hay que tener una política de tolerancia cero a todas las expresiones de machismo, en la casa, en la escuela, en el sindicato, y en las calles. Y hoy hay que tomar medidas urgentes.

Por eso nos unimos a las voces de diversos colectivos por una campaña nacional contra los feminicidios, y al llamado  urgente y necesario a se decrete la Emergencia Nacional contra las violencias machistas. Esta declaración de emergencia no debe ser un saludo a la bandera, o algo simbólico; se hace urgente la toma de medidas concretas y eficaces tanto para la prevención de los hechos, la búsqueda de las desaparecidas y la justicia para las víctimas. Para conseguir estas medidas será necesaria la más amplia movilización social, exigirlas desde todas las organizaciones sociales y políticas.

Algunas de las medidas que proponemos son:

  • tomar medidas tendientes a la emancipación económica de las mujeres para que dejen de ser prisioneras de sus agresores, generando un plan de empleo para mujeres cabeza de hogar, renta básica durante la pandemia y subsidio al desempleo.
  • Subsidio extra inmediato a todas las mujeres cabeza de hogar y a las que hayan perdido su modo de sustento.
  • Creación de una red de casas refugio con personal suficiente, y recurso humano necesario para el acompañamiento, médico, jurídico y psicológico. El Estado puede disponer de los predios expropiados a corruptos y de los hoteles hoy vacíos para albergar las mujeres que huyen de sus agresores junto con sus niños
  • Aumento del personal de las líneas de emergencia con estabilidad laboral, y capacidad resolutiva.
  • Que se mantengan abiertas las comisarías de familia en presencialidad como un servicio esencial. Mientras está abierto todo el comercio, no hay razón para que no haya atención de estos importantes puertos de entrada para denuncias o ayuda.
  • Que no se multe a ninguna mujer que huye de su agresor “por incumplir la cuarentena”, o toques de queda. Abolición del pico y género en los municipios que exista, que reemplace por medidas no sexistas.
  • Garantía en derechos sexuales y reproductivos: Acceso a anticonceptivos como política de Estado durante la pandemia, incluyendo el uso de teleconsejería y envío al domicilio de pastillas e inyecciones. Distribución gratuita de preservativos para evitar tanto embarazos no deseados como ITS. Garantía de la prestación del servicio de aborto legal para todas las mujeres como servicio médico esencial que NO puede suspenderse en la emergencia
  • Castigo a los agresores dentro y fuera de la familia
  • Creación de unidades especializadas con técnicos e investigadores especializados y sensibilizados en violencias machistas, que no desestimen las denuncias ni revictimicen a las denunciantes o sus familias, que realmente se pongan recursos al servicio de los casos.
  • Capacitación y protocolos para todas las entidades públicas y policiales para atender la violencia machista sin revictimizar
  • Alto inmediato a la violencia machista policial, investigación y castigo de los policías involucrados.

Lea otros documentos relacionados:

http://www.magazine.pstcolombia.org/2019/01/programa-de-la-clase-trabajadora-contra-la-violencia-machista/

http://www.magazine.pstcolombia.org/2016/11/25n-en-el-dia-de-la-no-violencia-contra-las-mujeres/

http://www.magazine.pstcolombia.org/2020/04/plan-contra-la-violencia-machista-como-parte-de-la-atencion-a-la-pandemia/

http://www.magazine.pstcolombia.org/2019/02/arrecia-la-violencia-machista-por-que/

 

[1] http://www.magazine.pstcolombia.org/2019/02/arrecia-la-violencia-machista-por-que/

Comentarios cerrados